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»M andam os asim ismo al amado h ijo el General de dicha O rden de Capu chinos que cuanto antes envíe algunos frailes de su O rden, los que bien le pa reciere, a habitar dicha casa. »D a d o en Roma en San P edro, b a jo el anillo del Pescador, día 27 de abril de 1577, año quinto de nuestro pon tificado» 8. La anhelada fundación en El Viso, bien que tuvo un principio de ejecución, no pasó más adelante. Vino, es verdad, a España el Padre Juan de Alarcón ron algunos compañeros y, tras breve demora en Bar celona, se encaminó a Sierra Morena. Llegados allí, se establecieron en una ermita dedicada a san Andrés, la cual quedó convertida en un «conventico desierto» 9. En él vivió algún tiempo la pequeña Comuni dad, compuesta por el expresado P. Juan como presidente, el P. Mateo de Guadix y unos pocos más que el P. Juan recibió para la Orden. Pero, como nunca pudo conseguirse la licencia del Consejo de Castilla, al cabo de dos años los religiosos tuvieron que abandonar el «conven- tico», o—lo que parece más cierto— fueron echados de él y se volvieron a Cataluña. De manera tan lastimosa se vino a tierra una empresa en que se habían puesto tantos afanes y tantas esperanzas. 4. Mientras Castilla cerraba sus puertas a los capuchinos, abría les de par en par las suyas la capital de Cataluña. Ya en 1575 habíase hecho a los capuchinos un llamamiento para que fueran a establecerse en Barcelona; pero aquel requerimiento, quizá por venir de persona privada —Miguel Querol— no fué atendido. Otra cosa fué cuando el Consejo de Ciento pidió por su propia cuenta la fundación. De orden del referido Consejo, los concelleres enviaron al General Jerónimo de Monteflores una carta, cuyos párrafos principales importa conocer: «R everendísim o Padre : M iguel Querol, boticario de nuestra ciudad, nos ha in form ado largam ente de las excelen cias y santidad de la R eligión de los capuchinos. Tam bién, por cartas y relación de muchas personas Iu hemos a l canzado a saber la aspereza de vida y observancia de regla con que sus reli giosos, derramados por diferentes pu eblos, son de adm irable fruto a la cris tiandad con su ejem p lo y predicación apostólica. P or lo cu al, aunque nuestra ciudad, p or la gracia de D ios, no carece de R eligion es, cuyos profesores tam bién resplandecen y nos edifican con su predicación y su ejem plo, todavía de seamos con grandes veras tener con nosotros algún monasterio de esa O rden seráfica. »C on este intento hemos acordado que una casa e iglesia de Nuestra Se ñora que está cerca de la ciudad, en la falda de M on tjuich , y la pertenece 8. B reve Inter calera ( Bull. Cap., V , 368 sg.). 9. La expresión es del P. F élix de Granada. 10. E n ese núm ero hay que contar a tres capu ch inos españoles que resi- a LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA
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