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justificado con las razones que llevaba advertidas, respondió a todas lar­ gamente y con grande prudencia (porque de verdad el sujeto es ca ­ ba lísim o) . »L o s puntos a que vino a reducirse fueron dos : el prim ero fue que­ rer persuadir es imposible e im practicable la p re ten sión ; el segundo, que cuando no lo fuera, traía embebidos en sí grandes inconvenientes ; en uno y otro habló largamente y con resolu ción de no h acerlo.» El d ipu tado Mur trató a su vez de persuadir al General sobre las conveniencias de la s ep a ra ción ; pero a sus razones rep licó el Reveren ­ dísim o «que no sólo no hallaba esas conveniencias, sino gravísimos inconvenientes ; y que tenía por cierto que, si se ejecutaba la sepa­ ración , antes de dos años se quisieran v olver al estado p r im e r o ; y que, si ahora dicen que hay op osición entre las naciones, siendo todos los religiosos navarros las habría entre linajes. «L os Padres Guardianes de Tudela y Rentería llegaron a Z a ra ­ goza ... H ízoseles buen acogim ien to en el con ven to... y en él los vimos y hablamos sin ninguna d ificu ltad, hasta que les pareció que no se apretase demasiado en la materia, juzgando de ella el estado presente, y que, en él, era m ejor y más conveniente no gastarla en hacer nuevas instancias... »D e lo que sintió muy más el P. General (aunque siempre procu ró excusar a los Padres aragoneses) fue de que no se porten con mucha igualdad y con form idad en todo, y o fre ció dejar ajustadísimas órdenes y preceptos para extirpar entre los religiosos este fom ento de d is­ cord ia s ; aunque, com o d ig o, individuando las quejas, dism inuya la causa de ellas, según los informes que tenía. »H iz o cargos gravísimos a los navarros de no haberle hablado y escrito y p rocu rado el consuelo por su m edio, sin valerse del R e in o ; y sintió el haber empeñado Su llustrísima sumamente, queriendo atri­ bu ir esta falta, con riombre de sed icioso, al P. Guardián de R entería... »F inalmente, asiéndome del brazo, me d i j o : dos gracias sup lico a Uds. para que en mi nombre las pidan y supliquen al R ein o : la p ri­ mera, que crea que, bien pod rá haber en los siglos venideros otro G e ­ neral más benemérito y de mayores partes y caudal, pero que crea y tenga entendido no habrá ninguno más rendido y pron to a sus man­ datos, ni quien más los venere ; y que crea que el no obedecerle ahora es p or no p o d e r ; y que el gobierno de la R elig ión sólo lo entiende el que lo trata de la clausura adentro y con grandes experiencias. La se­ gunda, que suplica a V . lltma. no pusiera su autoridad en n egocios de relig iosos... LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 157