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LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 153 neses. Mas no ocu rrió lo que se esperaba ; el P . M oncalieri, si bien hizo la visita de la provin cia de A ragón , no se presentó en Navarra, sino que de A ra gón pasó inmediatamente a Castilla. En vista de ello, la D ipu tación com ision ó a dos de sus individuos, los barones de Ezpeleta y de B eorlegu i, para que fueran a M adrid a verse con el P. General y poner en sus manos una exposición , cuidadosamente compuesta, sobre el asunto de los capu ch inos navarros. La exposición o memorial consta de dos partes. En la primera se exponen los m otivos que tienen los capu ch inos navarros para pedir su separación de los aragoneses. Los principales de esos m otivos son los sigu ien tes: 1.° La diversidad de caracteres de navarros y aragoneses. 2.° La parcia lidad en la d istribución de los cargos honoríficos. Los puestos de lucim ien to son para los aragoneses. Prueba de ello es, que apenas ponen al estudio sino a tal cual navarro, com o se ve en los cursos que al presente hay en la p r o v in c ia ; pues en el de Zaragoza , entre d iecisiete estudiantes que pusieron, sólo un navarro metieron en é l ; en el que está en Pamplona, entre diecisiete que son, hay s ó lo dos. T am p o co echan mano de los navarros para L ectores. H ay en la provin cia actualmente tres c u r s o s : uno de teología escolástica, otro de artes y otro de teología m o r a l; y sus Lectores todos son a ra g on e se s; y para el cuarto que han de poner de artes en el siguiente cap ítu lo, tienen ya de antemano nom brado Lector, también aragonés. 3.° L os aragoneses no quieren hacer nuevas fundaciones de con ­ ventos en Navarra. H ab iendo en el reino de Navarra y P rovin cia de Gu ipú zcoa lugares muy lu cidos donde se pudiera haber fundado, no se ha hecho ; por ejem plo, la ciudad de V iana y las villas de L os A rco s y Guetaria. «E l fundador del conven to de Pamplona en su última voluntad d ejó cin co mil du cados para que se h iciese un convento en uno de tres lugares que él m ismo n om b r ó ; y este dinero no sólo no se empleó en lo que la volun tad del testador quiso, antes bien, con muchas d ili­ gencias, mucha parte de ello se ha sacado para derribar y hacer de nuevo otros conventos, com o fueron el de Tudela y el de A lba la te. Y , siendo así que el m ismo fundador del convento de Pamplona deseó con tod o a fecto que en una casa de p lacer suya se hiciese una casa de no­ v iciad o, dando para ello lo necesario, nunca se pudo conseguir p o r ser para los navarros de tanta importancia. «H ab iendo un n ov icio navarro, de los principales del R ein o, a la entrada de su n ov iciado, hecho testamento y ordenado de lo m ejor

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