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perecieron por la acción del veneno, prop inado por los indios salva­ jes ; el P . F elipe de H íja r, religioso muy penitente y celoso de la con ­ versión de los in fieles; el P. Lorenzo de Belmonte ; el P . Francisco de Puente la R eina, de quien se hablará más adelan te; Fr. M iguel de T orres (A ra g ón ), relig ioso lego de muy ajustada vida, fundador de la pob la ción de Santa María de los Angeles, fa llecid o a más de ochenta años de edad, cuarenta de los cuales había pasado en estas m isiones. La M isión de Caracas, no menos célebre que la de Cumaná, corrió por cuenta de la provin cia de A nda lu cía , desde que se fundó, en 1658. En 1690 los m isioneros llevaban fundadas, sin gasto ninguno del R eal E rario, dos villas de españoles y veinticuatro de indios ; en la misma fecha pasaban de treinta m il los naturales que, dejando los montes donde vivían errantes, vinieron a juntarse en pob laciones. En 1702 la R eina Gobernadora d ió gracias al P refecto y religiosos por su ce lo en la propagación de la Fe y reducción de los indios 4Í. Entre los m isioneros de Caracas merecen particular mención los PP . Am b ro sio de Baza y A gustín de V illabáñez, hombres de vida muy ejem plar y de ardiente ce lo apostólico ; y los PP . P lá cido de Belicena, M iguel de Madrid, Luis de O rgiva y Juan de Utrera, muertos a manos de los indios. La provin cia de Cataluña entra en escena el año 1680, enviando doce religiosos a Cumaná, para auxiliar a los Padres aragoneses. T rans­ cu rridos o ch o años, los catalanes obtienen m isión prop ia, la Misión de Guayana, que se extendía hasta la isla de la T rin idad de Barlovento. En 1702 llevaban ya bautizadas más de cin co mil personas y habían fundado och o pob laciones de indios, recog idos de los montes o de las orillas de los ríos. L o s P P . Esteban de San Feliú y Marcos de V ich y el religioso lego Fr. Raimundo d e F iguerola, fueron bárbaramente sacrificados por los indios. Su cedió su martirio en la pob la ción llamada San Francisco de los A renales, el día prim ero de diciem bre de 1699. L os capu ch inos valencianos que, m ezclados con los andaluces, se habían em p leado largo tiempo en las m isiones de Caracas, solicitaron territorio aparte, donde ocuparse en la conversión de los indios in­ fieles. El C onsejo de Indias adm itió la demanda y señaló para la nueva M isión el ob isp ad o de Santa Marta, la región de R íohacha y la p ro ­ vin cia de M aracaibo. En todo este vastísimo territorio había muchas naciones de indios, de lengua y raza distintas, tales com o los M otilo­ LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 14!) 4 3 . Real Cédula, Madrid, 5 de agosto de 1702 ; en V a le n c in a , Reseña his­ tóricaj t. V , p . 2 6 0 .

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