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144 LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA M alogrados sus primeros deseos, los Padres se alargaron a la isla Margarita, situada al Norte de Venezuela, y desde allí, con la protección del G obernador de aquella p rovin cia, don G reg orio del Castellar y Mantilla, y de D iego López, que lo era de la Guayana e isla T rin idad, predicaron a los indios Cumanagotos, Piritus y Palenques, con tan buen éxito, que fundaron tres p u e b lo s : uno en P iritu, con título de la Pu rísima C on cepción de Nuestra Señora, otro en los Cochismas, y el ter cero en los Chacopatas» 38. E stablecidos los capu ch inos en Cumaná, com enzaron con buen éxito sus labores evangélicas, que se interrumpieron con la oposición de los observantes de San Francisco, quienes alegaban m ejor derecho a tales m isiones. Para resolver esa disputa dispuso el P refecto que Fray F rancisco volviera a España a notificar al R ey de todo cuanto pasaba. El 15 de agosto de 1651, el obediente religioso embarcóse en Cu- maná en el galeón llamado «M argarita», que traía a su ca rgo el capitán Juan de Montano. Uno de los pasajeros de aquel ba rco era don D iego R ad illo de A rce , caballero del hábito de Santiago y G obernador de la p rovin cia de A nda lu cía , en el virreinato de Nueva Granada. Según algunos testigos, Fr. F rancisco, al embarcarse, d ijo que su p relado le enviaba a España a dar cuenta del estado de aquella m isión, pero que no volvería allí v iv o 39 E fectivamente, cerca ya del puerto de La Guaira, situado a corta distancia de Caracas, el H ermano sintióse gravemente enfermo. D es embarcó en el citado puerto, y al cabo de p o co s días exhalaba su ú l timo suspiro. Era el día 31 de agosto de 1651. C orriendo el año 1676, algunos religiosos de ía custodia de Nava rra suplicaron al P. F rancisco de Puente la R eina, m isionero apostó lico en Cumaná, escribiese una relación de la muerte de este venerable religioso. Queriendo satisfacer a tan p iadoso ruego, el P. La Puente p id ió a don D iego R a d illo de A rce le diese por escrito razón clara y distinta de cuanto le sucedió al venerable Hermano, desde que salió de la ciudad de Cumaná hasta que fa lleció en el puerto de La Guaira. C ondescendiendo a ese ruego, escrib ió don D ieg o una relación breve, aunque sin om itir circunstancia que importe. Sus declaraciones son de un testigo de vista muy abonado. 38. P. Lorenzo de Magallón en su Memorial, según SERRANO, en Misiones de Padres Capuchinos de Venezuela, p. XXV III. 30. Carta del P. Francisco de la Puente al P. Esteban de Tafalla, Ma drid, 15 de agosto de 1070 (Ms. en el arch, de los Condes de Guendulain, en Pamplona).
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