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LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCÓA EN ACCIÓN 135» Pero tam poco era aquella la hora dispuesta por D ios. L os recelos y desconfianza recíproca entre portugueses y españoles, a raíz de ha­ berse alzado Portugal por su independencia ponían serios obstáculos al movim iento de los m isioneros, no obstante ser dos naciones católicas, que sinceramente deseaban propagar la Fe. An te la negativa opuesta a la partida por los m inistros de Portugal, queda una vez más apla­ zado el envío de m isioneros al C ongo. N o quedó, pues, a los capuchinos otro partido que volverse a Italia, embarcándose de nuevo para G e ­ nova, para de allí pasar a R oma 21. P ropósito este último que no tuvo efecto, por hallarse el estado pon tificio en guerra, lo que les ob lig ó a dispersarse com pareciendo cada uno en su p rovin cia. En 1643, el P. Inocen cio de Caltagirone, apenas elegido General, abrió nuevas n egociaciones con el Sumo Pontífice y con la C ongrega­ ción de P ropaganda. C om o resultado de ellas Su Santidad dispuso que la M isión solicitase su embarcación por medio del R ey C atólico Don Felipe IV , y que el encargado de llevar las negociaciones en la Corte de Madrid fuese el lego capu ch ino Fr. Francisco de Pamplona, sujeto el más indicado para tan delicada m isión, dado el sumo aprecio en que era tenido por el monarca español. A s í dispuesto el plan, el P. General llamó a Roma a los Padres Buenaventura de A lessano, Jenaro de Ñola, Buenaventura de Sorrento y Juan Francisco de R om a. Preguntóles si perseveraban en la voca ción para el C o n g o ; obtenida respuesta afirmativa, fuéronles confirmadas las facultades apostólicas con decreto de 17 de setiembre de 1643. A estos cuatro agregó la Sagrada C ongregación dos religiosos españoles de la provin cia de A r a g ó n : el P. M iguel de Sesa y nuestro Fr. fr a n ­ cisco de P am p lon a : y además un fraile lego de la provin cia de T osca- ña, Fr. A ngel de Lorena 22. 2 0 . En 1580 Portugal quedó sometido a la dinastía de los Habsburgos de España, hasta 1640. 2J. Existen distintos pareceres respecto a la ruta seguida por los misio­ neros en su regreso a Italia. Anguiano los hace atravesar España pasando por Zaragoza, donde Fr. Francisco de Pamplona habría descubierto al P. Alessano su vocación para las misiones. Creemos que están más en lo cierto Cavazzi entre los antiguos, y recientemente el P. Pobladura, según los cuales, todo el viaje, desde Lisboa hasta Génova, se realizó por vía marítima. (Véase Esl. Franc 1!)4¡), t. L, p. 2 2 5 , nota 415). 22. Fr. Francisco de Pamplona fue destinado misionero para el Congo en febrero de 1042. Cf. Abrégé des Missions, p. 68; y en 21 de julio de 1643 lo fue el P. Miguel de Sesa. Cf. C e s in a le , Storia delle missioni dei Caffuccini, t. III, p. 5 3 0 , nota 2.

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