BCCCAP00000000000000000000154

LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 12 !) liándose en la frontera con el empleo de Maestre de Campo. En ocasión de una gran mortandad que hubo en el ejército, fueron varios religiosos del convento de Rentería a servir en los hospitales y administrar los Santos Sacramentos, «donde murieron tres de ellos, con tanta edifica­ ción de todos, que diversas veces d ijo el Capitán General del ejército ser la a cción de tanta ed ificación y provecho com o la de M ilán en tiempo de tanta peste, adonde murieron tantos religiosos nuestros» l8. Apenas ingresó en el n ov iciado quedó fray F ran cisco ba jo la d is­ cip lina del P. Buenaventura de Maluenda, hasta que, a los seis meses, fué éste sustituido por el P. Juan de R oda en los cargos de Guardián y Maestro. Desde el primer día viéronse en aquel n ov icio grandes ejemplos, que hicieron patente la sinceridad de su v oca ción . El fog oso don T i- bu rcio habíase entregado de veras y sin reserva a D ios. Puso singular empeño desde los p rin cip ios de su n ov iciado en domar sentidos y p a ­ siones y en sujetar los arranques de su impetuoso carácter. Con gran­ dísima hum ildad desempeñaba los empleos ínfimos del convento y se ejercitaba en penitencias tan ásperas, que los mismos religiosos queda­ ban espantados y edificados. Nunca d ió &eñales de flaqueza en su v ocación ; por el con trario, cre ció robusta su virtud, señalándose luego com o uno de los n ovicios más aventajados en las prácticas austeras de la vida capuchina. La gracia acabó por realizar una transformación sobrenatural en el alma del antiguo soldado. Por lo demás, sin nada extraordinario, que sepamos, se desliza­ ron los doce meses de su n ov iciado. Cuando éste estaba a punto de terminarse, fué adm itido a profesar en la Orden. Estaba, pues, cercano el día en que fray F rancisco podría dar al mundo un adiós definitivo y obligarse con voto solemne a vivir todo el resto de su vida en la O rden de los Frailes Menores Capuch inos. El n ov icio no tuvo un momento de vacilación ; en el ambiente del claustro fran ciscano había encontrado la paz. 3. Antes de ligarse con los votos religiosos tuvo que poner en orden sus asuntos temporales y redactar su testamento. E l testamento de fray F ran cisco fué escrito ba jo su d ictado por el N otario pú b lico F rancisco La Mata, en el convento de los capuchinos de Tarazona, el primer día de agosto de 1638. Merecen insertarse ciertas cláusulas ca ­ racterísticas de esta última voluntad : 18. Advertencias fara un Memorial; de que se dará noticia en el capítulo siguiente.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz