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LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUIPÚZCOA EN ACCIÓN 125 en com binación con las tropas de Gu ipúzcoa, invadieron aquel reino, ocupando San Juan de Luz y otras poblaciones (septiembre-octubre 1636). P ocos días después, el Marqués de V a lpara íso certifica que Redín sirvió «d eba jo de su mando en la entrada que hizo en Francia, y que se halló en ella en cuanto se o freció en servicio del R ey com o muy valeroso caballero y gran soldado, recon ociendo siempre los pues tos pelig rosos» ; que entró el prim ero «en las villas de Orruña, C iburu y San Juan de Luz y en el fuerte de Z o co a , y perseveró hasta que se tomaron y r in d ie r o n »; que asim ismo, «habiendo el enem igo cortado un puente por donde había de pasar nuestro ejército, hallándonos im posib ilitados de poderío hacer por entonces, su gran d iligen cia , saga cidad y solicitud supo hallar un barco grande con que pasó el ejército» ; que tomadas dichas villas, le ordenó «que fuese a parlamentar con los Cabos de d ich o fuerte de Z o c o a , y lo ejecu tó con gran satisfacción suya y con singular sagacidad, prudencia y celeridad ... abreviando el tiempo, que fué n egocio de grande importancia para nuestra conven ien cia y de nuestras armas». A grad e cid o Don Felipe IV a los servicios de Redín lo recompensa ascendiéndole al empleo y jerarquía de Maestre de Campo. A l otorgá r sele el nuevo cargo se le señaló para prosegui) la acción contra Fran cia, cuya frontera, del otro lado de N avam i, todavía hallábase guar neciendo en abril de 1637. 2. Ya en este punto, ha llegado a su térm ino la carrera militar de don 1 ibu rcio de Redín y Cruzat. El Señor de Redín , barón de Bigüezal, ha alcanzado la categoría más elevada en el ejército español ; ha servido lealmente a su R ey y a España, sin haber interrumpido sus hechos de armas por el espacio de vein ticin co a ñ o s ; ha recog id o abun dantes y bien ganados laureles luchando en los ejércitos de tierra y en la A rmada de guerra. Es, en op in ión de muchos, «el mejor caballero que ha tenido España, tanto por la nobleza com o por el valor en las armas» ; cuenta «con el ap recio extraordinario del R ey y con grandes amistades en toda la Corte y en particular en Sevilla» l2. C om o Ignacio de L oyola , de soldado del César decide pasar a la m ilicia espiritual para servir a un más alto Señor, para guerrear contra sus propias pasiones. Ha meditado sobre la falacia de las dichas huma nas, ha visto de cerca la mala fe con que se procede en el manejo de los 12. Carta del P. Buenaventura de Alessano al Secretario de la Congre gación de Propaganda Fide. Sanlúcar de Barrameda, 18 de enero de 1045, en Bol. Cap. Nav., 1948, p. 144.
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