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118 LA ANTIGUA PROVINCIA CAPUCHINA DE NAVARRA Y CANTABRIA allí se detuvo fue tal el golpe de gente que cercaba al General capu ch ino, que hubo que ponérsele guardia especial para protegerlo y para abrirle paso por entre el innumerable concurso. 8 . No hubiera sido fá cil al S iervo de D ios visitar uno tras otro los 1.397 conventos que tenía la Orden, disem inados por toda Europa ; pero se propuso al menos ver a todos los religiosos, y hablarles com o le dictaba el corazón , comun icarles los anhelos c,ue él m ismo sentía por la observancia regular y poner ante su considera ción la gracia especia- lísima de la devoción a la R elig ión Seráfica. Quería asim ismo que todos los religiosos tuvieran la oportun idad de acercarse a el personalmente, y de hablarle, exponerle sus deseos, confiarle sus alegrías o sus desalientos, y de recib ir de lab ios del supremo Padre de toda la fam ilia capuchina sea un con sejo, sea una reprensión, o una palabra de aliento. Para m ejor salir con su p ropósito trazóse ya desde un p rin cip io un m étodo de visita que ningún General había usado antes que él, con sistente en celebrar varias congregaciones o reuniones de religiosos en cada provin cia , llamando a ellas a los religiosos de los conventos más próxim os 24. F iel a este m étodo, celebró tres congregaciones en las provin cias de Castilla y de Anda lu cía , y cuatro en la de A ra gón . E l número de religiosos que se reunían en cada congrega ción era siempre muy cre c id o . En las seis congregaciones que reunió en la provin cia de Lyon se juntaron 564 religiosos ; en las cuatro congregaciones del P iamonte, 450; en las cin co de Bretaña, 477. En el convento donde celebraba la congrega ción deteníase de o rd i nario tres días, durante los cuales hacía tres discursos, uno cada día, después de los Maitines de media noche. El prim ero de esos discursos era de apertura de la Santa V isita . En él desarrollaba dos p u n to s : prim ero, cóm o debe conducirse el Superior al visitar a sus súbditos ; segundo, cóm o deben portarse los súbditos al ser visitados por el Su perior. Para ilustrar el asunto solía emplear la com paración del m éd ico que visita a los enfermos, y de los enfermos visitados por el m éd ico. E l discu rso del segundo día, igualmente a media noche, versaba sobre la santa pobreza, principal fundamento de la religión seráfica 25. 24. E r a r i o edic. Ciudad-Rodrigo, p. 37-38. 25. Concio P. Innocenta a Caltagirone de seraphica paupertale ; publicado por el P. Pobladura en «Collect. Franc.», X , 1940, pp. 189-218.
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