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Inauguróse el cap ítu lo el 29 de mayo de 1637, ba jo la presidencia del Cardenal P rotector. Su Em inencia declaró las causas por las que había an ticipado dos años la celebración del capítulo. La principal de esas causas era el haber renunciado a su cargo el General de la Ord en. E fectivamente, parte los sufrim ientos físicos, parle los sufrim ientos morales, es decir, la contrariedad que encontraba en el gobierno de la R eligión , persuadieron al P. A n ton io M on tecu ccoli de Módena a re nunciar j U cargo en manos del R om ano Pontífice. Seguioamente el Sr. Cardenal «mando se leyese un breve apostólico en que mandaba Su Santidad poner silen cio en el p leito y cuestión de los Custodios, declarando que se estuviese en la antigua costumbre de la desigualdad en la elección de los susodichos Custodios, esto es, que los ultramontanos no hiciesen mas que dos, y la otras provincias estuviesen en su posesión de cin co y de cuatro y de tres. »E l P . C ipriano de Amberes y otros ultramontanos se levantaron para presentar sus escritos y pedir licen cia para hablar. El Señor Cardenal los envió bruscamente a su sitio, con p roh ib ición de hablar. Luego «mandó que se procediese a las elecciones de Definidores y General, haciendo saber a todos los electores, que en aquellas e le ccio nes no tenían voto ni el General, ni el P rocu rador de Corte, P. Francisco de G enova, ni dos Custodios de la provin cia romana, d iciendo que ellos habían renunciado, aunque se entendió que no era sino priva ción , por estar el Sr. Cardenal disgustado con ellos y con otros Padres 4. F inalmente se p roced ió a las elecciones. Para M inistro General se designó al P. Juan de M oncalieri. D os ultramontanos fueron incluidos en el Defin itorio General, los Padres Luis de Za ragoza y C ipriano de Amberes s. Era la primera vez que las p rovin cias de España y Bélgica ocupaban un puesto en aquel supremo Consejo. En un p rin cip io pudo parecer que la elección de éstos apaciguó un tanto a los ultramontanos, pero pron to se ech ó de ver que no fué así. En este cap ítu lo no se resolvió cosa de importancia, por la gran op osición que tenían todos los vocales a las órdenes que quería introdu cir el Cardenal Barberini. S ólo se h icieron algunos apuntam ientos gene rales del P. General y D efin itorio General. El Sr. P rotector d ió también por su p rop ia cuenta algunos decretos, fuera de las O rdenaciones del C apítu lo. R especto a estos decretos, la A sam blea de P rovin ciales y E x-provin cia les de F rancia, celebrada en París a 20 de mayo de 1638, LOS CAPUCHINOS DE NAVARRA Y GUI^CiCOA EN ACCIÓN ]0 5 4. Actas capitulares, fol. 52. 5. El P. Cipriano de Amberes murió eñ Genova en agosto de aquel mismo año, cuando regresaba a Bélgica, celebrado el capítulo general.
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