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98 C apitulo V Salimos, pues, de Portoviejo el P Vicente de Olbán, el P. Gaspar de Montbuy y Cayetano de Igualada en los últimos días de mayo de 1879, entre ocho y nueve de la noche y, al amanecer, llegamos a la playa de Manta donde esperamos al vapor que iba para Guayaquil. En esta segunda capital del Ecuador nos hospedamos en el convento de PP. Franciscanos italianos, cuyo Guardián, a cambio de los libros que llevábamos, nos dieron una cantidad de dinero, unos cien pesos; visitamos al Sr. Obispo de Portoviejo Dn. Luis Tola, y nos despedimos dejándolo muy apenado por nuestra retirada En los primeros días de junio nos embarcamos para Panamá y nos hospedamos en el Palacio episcopal o, más bien, en la casa donde vivía el Sr. Obispo pagando un alquiler, según nos dijo, de 70 duros mensuales, pues el palacio episcopal había sido destruido por un incendio. Durante los días que permanecimos con S. Señoría supimos casi todo lo que referido queda más arriba tocante a los PP. Capuchinos expulsados del Estado del Salvador. En 1879 Panamá era materialmente muy distinto de 1869: había mucho más aseo, mucha más limpieza; había menos ruinas. La Catedral grande, esbelta y hermosa, con su solería de mármol y numerosos y cómodos bancos al estilo norte-americano, clara y limpia, causaba muy grata impresión sin ser una obra de arte. También en lo moral había cambiado bastante en sentido favorable a la Religión. Se nota, nos decía el Sr. Obispo, en la juventud una mudanza que hace presagiar días mejores para la Iglesia católica y esta mudanza no se efectúa sólo en Panamá sino en todo Colombia, según noticias de buen origen. En efecto, en 1887 se hizo un Concordato bastante aceptable. El Sr. Obispo era jesuíta, se llamaba el P. Paúl y murió Arzobispo de Santa Fe de Bogotá. En Panamá se nos unió para Europa el P. Leonardo de Gerona, capuchino expulsado del Salvador en 1872. Embarcamos los cuatro en Colón hacia mediados de junio, hicimos escala en Sabanilla, Curaijao, Puerto Cabello, La Guaira, San Pedro de la Martinica, Guadalupe y Santander donde queríamos desembarcar,

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