BCCCAP00000000000000000000152

F undación del C onvento de I ba r r a 97 que otra vez leíamos igualmente la Ilustración Española y Americana No vivíamos en el limbo. ¡Si la salud hubiera sido mejor! En los primeros meses del año 1878 tuvimos la triste noticia de haberse secularizado el P. Olegario de Gracia, connovicio y condiscípulo mío, residente en Ibarra. Le escribimos aconsejándole volviera al convento, contestó que no podía ser por cuanto tenía que pagar cien duros al Delegado Apostólico por el breve de secularización, lo pagamos nosotros para que volviera al claustro, pero no volvió a él. Pocos meses después recibimos dos cartas del P. José de Llerena en las cuales nos decía y confirmaba que había sido nombrado Comisario Apostólico de los Capuchinos españoles; que podíamos ir a España cuando quisiéramos y que aquellas mismas cartas nos servían de letras obedienciales. No nos decidimos a pasar a España, pero remitimos copia de ellas al P. Baltasar de Sevellá, residente en Ibarra, el cual las comunicó a los demás religiosos. Dos sacerdotes, el P. Juan de Cornudella y el P Francisco Javier de Arenys de Mar se entusiasmaron tanto que se fueron a España. Nosotros continuamos en Portoviejo, pero viendo que los Superiores mayores no hacían caso alguno de nosotros, ni nos escribían, ni nos contestaban y, que por otra parte, nuestra salud (la del P Vicente era bastante buena) era cada día peor, tomamos la resolución de marchar a España, sin hacernos ilusiones, sin alegría, sin deseo, sino forzados por las circunstancias. Pocos meses antes se nos comunicó que el P Serafín de Arenys de Munt había sucedido al P Gabriel de Prats de Llusanes en el Comisariato General y Guardianía de Ibarra; al cabo de un mes o mes y medio fue rectificada la noticia diciéndonos que el nombramiento del P Serafín había sido una equivocación y que el verdadero Comisario General y Guardián del Convento de Ibarra era el P. Lorenzo María de Mataró. Pero nada se nos decía tocante a los graves asuntos pendientes Por aquellos días el P. Ramón de Mataró se fue a residir en Chile con los Capuchinos italianos; no recuerdo si estábamos todavía en Manabí o si ya estábamos en Europa.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz