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94 C apítulo V los coristas Fr. Estanislao de Reus y Fr. Joaquín de Llevaneras. Yo no sé cómo el Padre Desiderio les siguió a ellos, porque era buen religioso, pero tenía alguna excentricidad a consecuencia, según se decía, de unas fiebres tifoideas que había padecido, y en 1879 fue encerrado en el manicomio de San Baudilio de Llobregat. A los pocos días de haber llegado yo a Quito recibieron una carta del P. Serafín de Arenys de Munt. En ella los reprendía, exhortaba y amonestaba y, por fin, les suplicaba volvieran pronto a Ibarra, pidieran perdón de su conducta y merecieran ser absueltos de la excomunión en que habían incurrido por haber apostatado. Esta carta me la entregaron y me suplicaron la contestara; y la contesté. De sus explicaciones y del texto de la carta resultaba que resentidos de no haber sido ordenados como esperaban, aprovecharon la primera ocasión que se presentó, y se desvergonzaron con el superior, que seguía siendo el P. Gabriel de Prats de Llusanes, mucho más de lo que habían hecho conmigo en agosto del año anterior, armaron un gran escándalo, buscaron tres caballos y se marcharon del convento; esto es consecuencia legítima de la impunidad en que quedó su indisciplina en agosto de 1876. A Ibarra no querían volver en manera alguna y, por otra parte, yo no tenía instrucciones de ninguna clase. Les propuse llevarlos a Portoviejo donde había una residencia de cuatro capuchinos y a donde yo mismo iba. Por entonces no era posible continuar el viaje, ya porque ellos estaban con calenturas tercianas, ya porque el litoral es en abril y mayo poco menos que intransitable a causa de las ciénagas que forman las continuas lluvias. Esperamos, pues, mejor tiempo y, a mediados de junio, emprendimos la marcha para Guayaquil y Portoviejo, llegamos a este último punto en los primeros días de julio de 1877. El P. Antonio de Igualada, superior de la residencia, no estaba nada satisfecho de la conducta que seguía el Comisario General residente en Ibarra; se quejaba del abandono en que tenía a los Capuchinos de Portoviejo. El P. Desiderio de Mataró y los coristas Estanislao de Reus, Santiago de Guatemala (la Antigua) y Joaquín de Llevaneras se marcharon a fines de julio para Francia y como no tenían letras obedienciales dijeron que habían sido expulsados del Ecuador por

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