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F undación del C onvento de I ba r r a 89 Parecía que la revolución impía iba a estallar de un momento a otro y que la obra de García Moreno iba a ser deshecha en brevísimo plazo. Mas no fue así: el orden público se fue sosteniendo y el Dr. Borrero fue elegido Presidente de la República ecuatoriana sin perturbaciones de ningún género. Borrero, liberal doctrinario, quiso conciliar lo inconciliable, contentar el partido de García Moreno y el liberal masónico, y no consiguió ni lo uno ni lo otro; ya lo ha dicho la Verdad eterna: Nadie puede servir a dos señores que se odian de muerte uno a otro. Proseguimos nuestro camino; pernoctamos en Latacunga, al día siguiente, en Machache y, al otro día, en el convento de PP. Franciscanos de Quito. Era Arzobispo el limo. Sr. Dr. Dn. Ignacio Checa y Barba, y los que salimos de Francia ordenados de Subdiáconos lo fuimos de Diáconos y Presbíteros el 21 y el 24 de agosto. La necesidad de sacerdotes, por una parte y por otra, la dificultad que hubiera habido para ordenarnos más adelante, fueron la causa de que se anticipara la colación del Presbiterado; la sede episcopal de Ibarra estaba vacante por renuncia del limo. Sr. Iturralde y los capuchinos tenían pocos sacerdotes. Los agraciados hubiéramos preferido seguir estudiando de veras un par de años más; la triste experiencia de nuestros predecesores nos había aleccionado y estábamos bien penetrados de que para ser útiles a la Iglesia y a la Orden nos eran necesarias virtud y ciencia. El 26 de agosto salimos de Quito para Ibarra por Pomasqui, San Antonio, Laguna de San Pablo y Otavalo y llegamos al convento el día 28 entre tres y cuatro de la tarde. La alegría de unos y otros fue grande, como es de suponer, después de haber pasado unos y otros por tan tas pe ripec ias y haber sufrido todo s los rigo res de la persecución, no por ser malos, sino por ser religiosos; si hubiéramos sido del mundo no nos habría perseguido, al contrario, nos habría amado como cosa suya. Esta común alegría tenían, sin embargo, algo que la turbaba: el temor de una nueva expulsión, temor fundado en la agitación liberal y masónica que se sentía en el Ecuador, apoyada por el partido liberal y masónico, imperante entonces en Colombia y en el

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