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L o s C apuchinos en S an F rancisco de C alifornia : su dispersion 7 7 ser un buen orador y un buen escritor; pero demasiado tímido El P Esteban de Adoáin, hombre de experiencia por haber misionado mucho en Venezuela, Cuba y Centro América, conocía cuán necesaria era hoy día la ciencia al sacerdote. En nuestros tiempos en que las leyes civiles autorizan todas las propagandas y contradicen en este punto, como en tantos otros, lo dispuesto por las leyes naturales, divinas y eclesiásticas, el sacerdote necesita conocimientos de que en otra época podía prescindir Esta necesidad la había palpado muchas veces el P. Adoáin en sus misiones, por eso nos la encarecía, y nos exhortaba a dedicarnos al estudio con interés para que en su día fuéramos sacerdotes competentes para oponernos a los propagadores del error. La ignorancia que padecían nuestros padres jóvenes en las ciencias eclesiásticas fue la verdadera causa de que no quisieran presentarse a exámenes en California. Tenían plena conciencia de su ignorancia, no les cabía duda de que serían reprobados y esta reprobación era una deshonra para los capuchinos; los pocos que se resolvían a presentarse no se atrevian para no dejar en mal lugar a los demás. Los Sres. Obispos, por su parte, no querían darles licencias ministeriales mientras tuvieran el carácter de transeúntes, excepto un caso particular y de quedarse en California, no querían dárselas sin previo examen. La idea de ir a España fue otra causa que influyó en que no nos quedáramos en aquella tierra donde habíamos sido tan bien recibidos. La fundación de Guatemala fue hecha con la intención de fundar en España en cuanto se pudiera. Los trastornos que en aquellos años había les hacían presagiar el próximo triunfo de Dn. Carlos y la consiguiente restauración de las Ordenes religiosas, de aquí el anhelo de acercarse a España; este anhelo era vivo en los tres padres ancianos que allí había y, también, en muchos jóvenes, sin embargo, se habrían quedado en California si hubiera sido posible improvisar un convento capaz de albergarnos a todos; aun sin él, hubo días en que parecía cosa resuelta quedarnos en California Entre todas las causas que lo estorbaron, la que a mi juicio lo impidió más, fue la cuestión del preciso examen para ob tener licencias ministeriales, examen que casi todos rehuían por estar persuadidos de
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