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S obre el V oto de los H ermanos L egos 301 pers eve ran cia ; hubo co b a rd e s y am b icio sa s d e fe c c io n e s y, el movimiento que había principiado muy bien para la causa de la justicia y del bien común de la Orden sanamente entendido, acabó muy mal para estos elevados y santos intereses Las víctimas principales fuimos el que esto escribe, el P. Bernabé de Astorga y el P. Lorenzo de Mollina. La numerosa defección que ocurrió, no del tod o inesperada, pero tenida por no muy probable, nos imposibilitó para todo: para luchar y para seguir en el claustro. Triunfó la injusticia, triunfó el atropello, a lo menos por entonces, y la pandilla Llevaneresca, culpable de tantas turbulencias, de la desmoralización y del giro relajado que desde 1883 tomaron nuestras cosas en España, siguió mandando sin enmendarse de sus gravísimos desaciertos, por no decir de sus vicios. Pero aquella protesta, aunque ahogada por los halagos, amenazas y la persecución, no fue del todo estéril. Gracias a ella se han hecho después elecciones y se ha principiado a entrar en las vías del Derecho, cosa que nunca había ocurrido, según se ha visto. Las páginas de este libro tocan a su término, y a su término toca también la presente historia. Con gusto la prolongaría expon iendo la necesidad de formar un verdadero cuerpo de lectores y de enfermeros, cosas ambas muy abandonadas hasta 1893, pero ya no ha lugar a detenerse en estos asuntos Concluyo pues mi trabajo, y si en algo en él he faltado, perdóneme Dios y perdónenme los hombres; y téngase por retractado si algo he escrito opuesto a las leyes de Dios, de su santa Iglesia y de la Orden. Ceuta, 19 de noviembre de 1910. S alvador Ros y C alaf

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