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290 C a p ítu lo X I X Superior de esta Custodia, y nombramiento del P. Baltasar de Lodares de Superior del convento de L os Ángeles, sin más preámbulos que su propia voluntad pasando por encima de las leyes y derechos que tenemos en la Orden, obedeciendo lo primero para que el Custodio continúe mandándole misas y apoyando su conducta; y lo segundo para remediar un tanto el disparate que el Custod io había hecho nombrando para Los Ángeles al P Gabriel de Adiós, viva imagen de su Custod io, pero que nosotros no pudimos tragar, y el que se ha captado también la amistad del P. General y de Joaquín, mandando al primero buen número de misas y al segundo cartas adulatorias; y está al presente esperando ser nombrado sucesor del P. Pedro, com o él mismo repetidas veces lo ha manifestado” . “ L os on ce mil pesos que recibió de mí y del P Urbano para el pasaje de los padres que vinieron a Chile, gastando apenas la mitad y quedándose lo restante, sin enviar los demás contra los Estatutos y D e re ch o s de Roma que ordenan el env ío de los religiosos, etc. (V ide Anal.Ord”). “ L o s cu a tro mil p e s o s que en a g o s t o del año pasado se le mandaron por orden del P Procurador General para pago del viaje de los seis religiosos que iban a venir y que hasta ahora no han venido todavía: só lo se ha recibido contestación del P Joaquín diciendo que había r e c ib id o el d in ero para el v ia je de los seis, qu ejándose amargamente de que se le hubiese mandado tan corta cantidad, pidiendo de nuevo 500 libras esterlinas, y tod o esto sin atender que, tanto en el primer caso com o en el segundo, este convento quedó endeudado y nosotros tuvimos que satisfacer con nuestro prop io trabajo, que hasta el presente nos encontramos clavados” . “ La condu cta indigna e hipócrita de escribir al súbdito cartas adulatorias al mismo que, con la mayor cautela, escribe al Superior cartas hostiles a ese mismo súbdito, c om o he tenido ocasión de imponerme. En una palabra: fe o s e ind ignos son los hechos del P. Joaquín durante el tiempo de su administración y no podía esperarse otra cosa de un religioso sin estudios, sin obediencia, sin dignidad,

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