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2 8 8 C a p ítu lo X I X carnal Joaquín, com o había hecho con los de la de Toledo y de Aragón. Según informes, no tuvo ningún voto a favor y, sin embargo, lo confirmó Provincial por otro trienio por haber obtenido mayoría de votos. Serían de censura, pero se interpretaron de aprobación. ¿Qué podía hacer un hermano con otro hermano?. ¿Ignoraba esta fraternidad carnal la Curia Generalicia? ¡Qué había de ignorar!. Pero para sus fines particulares le convenía mantener a los Llevaneras en el candelero Excusado es hacer constar que, según las leyes, ya de la Iglesia ya de la Orden, a las Misiones ultramarinas no se han de enviar sino frailes de sólida virtud y probado espíritu para que sean buenos operarios de la viña del Señor. Mas no siempre se ha hecho así. Los ha habido que han sido enviados a las Misiones en castigo de sus pecados verdaderos o supuestos, con lo cual se hacían odiosas las Misiones, porque así se daba a entender que eran una especie de destierro y condena a trabajos forzados. Los había que aún no habían terminado sus estudios ni estaban ordenados de presbítero, y esto era también insensato, porque ni en las Misiones podían trabajar com o operarios ya formados, ni podían dedicarse al estudio c om o lo mandan las leyes de la Iglesia y las de la Orden. Los había relajados, de p o c o o ningún espíritu religioso. ¿A quién se le ocurre mandar a M isiones a un P Estanislao de Reus, Eduardo de P eg o y A n ton io de Sopeña?. Léanse las cartas del P Carlos de Antequera que conservo en mi poder, léase de nuevo lo que [de] los dos primeros he dicho en los capítulos anteriores, y nadie se extrañará de las ruidosas apostasías en Santa Marta y Curasao. Tampoco se extrañará nadie de las apostasías ocurridas en las Carolinas, ni que haya apostatado en España alguno de los religiosos procedentes de las Misiones americanas En 1892 con ocí yo uno de ellos en Antequera, hermano lego, había estado en la provincia de Manabí en el Ecuador, y allí adquirió v icios que le indujeron a la apostasía y apostató estando de familia en el conven to de la Magdalena en Masamagrell. Las Misiones de que se trata no son para operarios a medio hacer, para operarios verdes todavía, sino para operarios ya maduros y bien formados. La vida espiritual corre allí mucho peligro de perderse por las muchas y

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