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P adre L orenzo d e M o l l in a 279 “Ya sabe que por no estar cerca de aquéllos (los frailes) renuncié al cargo en Italia; (el Arzobispo de Gaeta era su benévolo receptor y protector) yo creía estar tranquilo en ésta (Vigo); pero al regresar de Roma el Sr. Obispo de Tuy me recibe diciendo que busque sitio donde residir, pues no le agrada viva aquí de un modo permanente. Me vine aquí (a Vigo) porque no hay frailes, y se ve que no me quieren dejar en paz en ninguna parte: les estorbo siempre. Quise apretar al Sr. Obispo y se traslució [sic] que le habían dicho algo contra mí. El clero de aquí lo siente porque predicaba y les ayudaba. No obstante, el mundo es muy grande y me esperan en la América del Sur. Voy a Montevideo, allí tendré la cuaresma y, si me dan puesto, me quedo allí, si no, voy a Buenos Aires: ya los Prelados de allí me esperan, esto es, me reciben hasta que me fastidien otra vez Mis dos mayores enemigos son Rampolla y Vives: Dios les perdone En enero salgo para aquellas tierras: ya le daré cuenta de mi vida” . En efecto, después de mucho tiempo, me escribió desde Caracas (Venezuela) con fecha 16 de marzo de 1911, y en ella me dice: “En la Argentina restauré dos iglesias parroquias de SanAgustín y San Justo en la Diócesis de Santa Fe, después pasé de Cura de la Catedral de Paraná; a los tres años fui a La Plata, cura del Pilar, Púa y, por último, Tres Arroyos; a los dos años de estar en esta última, cuando más floreciente estaba (levanté tres iglesias) empezaron los Capuchinos a perseguirme otra vez y me fue preciso volverme a mi casa de Barcelona. “Fui a la canonización del Beato José Oriol (tuvo lugar en 1909) y a mi regreso de Roma, por compromiso del Sr. Obispo de Guayana, me decidí a visitar el Orinoco y hace más de un año prediqué en Ciudad Bolívar, fui nombrado Cura Vicario de la ciudad de Maturín y del Estado Monagas, país oriental en Venezuela, donde he trabajado sin descanso. El Sr. Obispo me autorizó para confirmar y, estando en esta tarea, el Delegado Apostólico, José Aversa, empezó a perseguirme; le remití todos los documentos para que los examinara y, mientras acudí a Roma, vino un varapalo al Sr. Obispo de Guayana, a mí me quitaron la facultad de confirmar y a él la de delegar para administrar la confirmación” .
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