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S a lid a d e l C o n v e n to de S a n lú c a r de B a rra m e d a p a ra C á d iz 255 posee en propiedad, que no vive sino de los productos del trabajo y de la limosna, que nada puede heredar, que no maneja dinero, que no usa sino con moderación de las cosas necesarias a la vida y al sagrado ministerio, una Orden en cuyas moradas no se ve lujo de ninguna clase, ni superfluidad, ni cosa alguna que desdiga del estado indigente en que está el que no vive sino de los productos del trabajo y de la limosna, si en todos tiempos ha sido convenientísima en el mundo, lo es muchísimo en nuestros tiempos tan hondamente perturbados por las luchas entre el capital y el trabajo. Siempre ha habido cristianos imitadores de la pobreza de Jesucristo; pero no basta que haya imitadores aislados de tan sublime y difícil virtud; es útilísimo que esos imitadores formen corporación, una Orden religiosa, porque así el ejemplo es más grande y eficaz. Ésta es la Orden que fundó el gran Padre San Francisco deAsís, laOrden que quiso se perpetuara en el mundo, para que la sublime pobreza de Jesucristo estuviera siempre presente a los ojos de todos los mortales y fuera admirada, venerada y respetada de todos los hombres; San Francisco de Asís quiso que su Orden fuera en la realidad y en las apariencias profesora e imitadora de la altísima pobreza de Jesucristo. Ser pobre y vivir en todo como rico ni edifica, ni es serio. En tal caso ¿en qué se conoce que sea pobre?, ¿qué efectos siente de la pobreza?. Tener las comodidades de la riqueza sin tener sus cuidados ¿es acaso alguna virtud?. Entiendo que la Orden franciscana tiene una grande y gloriosa misión que cumplir en el mundo, pero no puede cumplirla si no es y parece ser lo que el inmortal SanFrancisco quiso que fuera: laOrden encargada de presentar al respeto y veneración del mundo hasta la consumación de los siglos la pobreza en que vivió Jesucristo mientras estuvo en la tierra Éste fue el sublime ideal del insigne fundador y la Orden franciscana ha sido tanto más poderosa y útil al mundo cuanto mejor ha cumplido los deseos de su seráfico Padre: esto es un hecho histórico. Por lo tanto, si quiere recobrar el esplendor de otros tiempos, no ha de volver los ojos a las demás Ordenes religiosas para tener unos conventos, unas iglesias, un ajuar, una mesa, un trato parecido al que ellas tienen, porque en común pueden poseer bienes sin limitación alguna; sino

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