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M is ú l t im o s d ía s e n S a n l ú c a r d e B a r r a m e d a e n 1 8 9 3 2 4 5 también se faltó gravemente a la ley suspendiéndole ex informata conscientia. Los hechos calificados de rebelión y desobediencia no eran ocultos, sino públicos, muy públicos. Toda esta triste historia induce a creer que la suspensión ex informata conscientia, fue impuesta ex corrupta, depravata y deformata conscientia para satisfacer deseos de venganza. Se trataba de ahogar una protesta justísima y universal en laProvincia de Toledo, porque esaprotesta dejaba en muy mal lugar a los Superiores Mayores de la Orden residentes en Roma; para ahogarla sequiso herir de muerte a los que eran considerados cabezas y alma de la protesta y, para matarnos, se apeló a la suspensión a divinis contra el P. Bernabé de Astorga, y a la de destierro a Francia contra Fr. Cayetano de Igualada que esto escribe, ambas ex informata conscientia. al decir del Ministro General, en realidad de verdad ex conscientia deformata, depravata y corrupta. Dice la citada Instrucción que si el suspenso recurre a la Santa Sede el Prelado estará obligado a probar el delito por el que ha fulminado la suspensión y, que por eso, antes de infligirla ha de tener todos los datos necesarios para justificar su proceder, aunque sean recogidos de una manera extrajudicial y en secreto. E indica claramente que en la mayoría de los casos los Prelados no han podido justificarse. Lo mismo dice el Prefecto de la S. C. de Obispos y Regulares en la Circular que expidió para todos los Obispos a 21 de diciembre de 1883. Negro, negrísimo, se había visto el Ministro General, Fr. Bernardo deAndermatt, parajustificar su proceder contra nosotros si hubiéramos podido recurrir a la Santa Sede, como deseábamos: ya procuraron ellos impedirlo. Antes de ser secularizados nos preguntó el Sr. Obispo de Cádiz, Dn. Vicente Calvo y Valero, si teníamos valor para ir a Roma; le contestamos que sí. En su vista escribió al Cardenal Rampolla, Ministro Secretario de Estado de S. Santidad, y le contestó en términos que aseguraban se nos darían letras obedienciales para ir a Roma para defender nuestra causa personal y la de la Provincia. Mas en otra carta posterior escribió el Cardenal Rampolla al Obispo de Cádiz diciéndole que no nos mandaba el permiso para ir a Roma porque nuestros

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