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2 2 2 C a p ít u lo X I I I todo el pueblo. Él se perfumaba como una señorita que busca novio, usaba pañuelos que ni las señoras más encopetadas los usan mejores, en todos sus actos e inclinaciones revelaba una afeminación refinada. Se levantaba y acostaba cuando le daba la gana; la mayor parte de los días decía la misa sin preparación alguna y sin acción de gracias; de la cama al altar y del altar a fumar; casi nunca asistía al Coro ni para el rezo ni para la meditación; con frecuencia ni a la bendición de la mesa; no se le veía ocupado ni en el estudio ni en ejercicios de piedad; a más de un religioso les ha levantado odiosas calumnias, y hablando de S Rma. mismo ha dicho, más de una vez, que no tiene religión ninguna y que, primero que dejar la sartén del mango, preferirá destruir los Capuchinos de España para que no se revelen las porquerías que S Rma. y su hermano tienen ocultas. “¿Ahora bien le parece que un religioso semejante es digno de estar al frente de una comunidad?. ¿Le parece que es digno de tener facultades para leer toda clase de libros prohibidos?. Él dice que las tiene. ¿Y quién se las ha conseguido?. ¿Qué necesidad tiene de semejantes facultades?. ¿Puede en conciencia hacer uso de ellas?. Piénselo bien, Rmo. P, piénselo bien ante Dios y ante su conciencia. “En orden a la asistencia de los enfermos también se han cometido abusos deplorables; en estemismo convento Fr. Félix de Sevilla haestado casi completamente abandonado en su última enfermedad; algunos días daba lástima oír los lamentos del pobre anciano quejándose del abandono en que se le tenía. ¿No clama esto al cielo?. “¿No es también altamente censurable el que a un Presidente como el de este convento, joven de 26 ó 27 años, con buena vista para leer y escribir toda la noche, se le haya dispensado del rezo del oficio divino aun en privado?. Él es quien lo ha dicho. “Estas y otras cosas semejantes son las que yo censuro. Tengo un verdadero amor a Fr Pedro de Castro del Río y es un buen religioso, pero no me gusta sea socio del Maestro de novicios, porque no tiene sino 21 ó 22 años y, según los Decretos Pontificios, el Socio debe

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