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2 1 4 C a p ít u l o X I I I “Vuestra C. se enfada como de una injusticia de que no le dejasen lector últimamente; como se enfadó entre otras cosas, por lo mismo, cuando le sacaron del curso de Pamplona. No tenía razón, porque ni aun los lectores que han ganado por concurso la lecturía tienen derecho a tener discípulos; y si le quitaron fue sin duda por el poco prudente modo de hablar de V. C., y porque así lo juzgaron bueno los Prelados; V. C. por esto no debió, ni pudo, ni como fraile súbdito, ni aun como hombre, tomar por injusticia lo que no violaba derecho alguno Y así fue escandalosa su protestación en Antequera al verse sin estudiantes, y este modo de obrar está reñido con la esencia misma del voto de obediencia. Si estas cosas son lícitas se hundió la sumisión, y se fue a pique la humildad religiosa. Piénsalo bien coram Deo y sin pasión. “Vuestra C, en su oculto orgullo, por todas partes ve violaciones de susderechos, injusticias, etc., etc., y seatreve alevantarse contra suMadre la Orden Capuchina, usurpando con increíble audacia aquellas palabras: quid ultra debuisJacere et non fecil, y diciendo es la Orden la que le ha maltratado hasta la crueldad. ¡Ah, P Cayetano! ¿Quién es V. C., quién es el más ilustre capuchino, ante toda la Orden?, ¿quién es V. C. para tratar así a su Madre como si V. C. fuese el Salvador quejándose del pueblo judío?. Caro P mío, esto le probará hastaqué punto llega su impertinencia y orgullo Si habiendo hecho todos los mayores servicios a laOrden sería orgullo grande, aun en un General, en un Cardenal, el aplicar a la Orden tales palabras, juzgue de la enormidad de laaudacia deV. C. que teniendo dotes para servir a la Orden con bastante provecho, las emplea en pretensiones, en audacias, en ilusionar a frailes buenos y rectos con sofismas canónico-capuchinos para perturbar a su Provincia, para poner en ella ladiscordia, para suscitar rebeliones, disturbios, conspiraciones.... La Orden sí que puede quejarse de V. C. y mucho “Y no me diga exagero, pues he leído sus incalificables, rebeldes y conspiradoras cartas al P. Eutimio, francés, he sabido suspésimos manejos contra los Superiores de la Orden, he leído las injurias gravísimas, las suposiciones calumniosas y las apreciaciones difamatorias que V. C. ha escrito contra personas a quienes debía y debe en conciencia respeto,
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