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M is ú lt im a s sem a n a s e n S a n l ú c a r d e B a r r a m e d a e n 18 9 3 2 0 9 aquellos protestantes querían hacerse católicos, pero la verdad era que los dos frailes querían hacerse protestantes. Engañaron al Sr. Obispo de Santa Marta y le sacaron una regular cantidad de dinero. Cuando lo tuvieron todo arreglado seembarcaron con los protestantes y, en el teatro de una ciudad de la isla de Curasao, apostataron de la fe católica El Guardián, Fr. Eduardo de Pego y Fr. N. de Sopeña, acompañados de los protestantes, sepresentaron enel escenario. Eduardo de Pego hablómucho contra la fe católica y en pro del protestantismo; el de Sopeña no dijo nada, esto es, no tomó la palabra, pero asintió a lo dicho por Fr. Eduardo De Curasao fueron a los Estados Unidos; el P. Eduardo salió de allí para Venezuela con una joven norteamericana protestante y fijó su residencia en Caracas donde puso escuela de niños. Fr. N. de Sopeña vino a España, desembarcó en Cádiz, acompañado de un catedrático santanderino, se presentó al Sr. Obispo Dn. Vicente Cacho y Valero a quien refirió lo ocurrido, y suplicó lo admitiera en su diócesis. No lo admitió y siguió para su tierra; no he sabido nada más de él. En este mismo año, 1910, uno de los capuchinos sacerdotes residentes en Antequera, y que han estado unos días en Ceuta, me hadicho que Eduardo de Pego había publicado un libro en el que dice cosas terribles contra el P. José Calasanz de Llevaneras; no tenía noticia de semejante libro, no lo he leído; supongo que dirá muchas mentiras y muchas verdades. Como era íntimo de los Llevaneras no dudo que sabía de ellos muchas cosas malas que nosotros ignoramos. Les está muy bien empleado a ellos que tanto handeshonrado devarias maneras adignos religiosos. Pero Eduardo, como apóstata, no será creído. Retirado el P. Eduardo de Pego de Sanlúcar de Barrameda, fue sustituido en calidad de Superior, no de Guardián, por el P. Juan de Lucena. Él recibió un telegrama dirigido al P Eduardo y firmado en Italia por Fr. José Calasanz de Llevaneras, que ignoraba la novedad ocurrida, en el cual se le daban muchas bendiciones y plenas seguridades. A los pocos días fue sustituido el P Juan de Lucena por el P. Salvador de Paradas, religioso muy bien visto de los Llevaneras, el cual recibió la carta que textualmente va a leerse, léase con pausa y atención porque se lo merece:

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