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2 0 8 C a p ít u l o X I I I once, la joven venía al convento y en una habitación de la portería se encerraban los dos: algunos días, de allí se iba el Guardián a decir misa; por la tarde se repetía la visita, y de allí se iban al confesonario: así se pasó todo junio y julio de 1893. Uno de los últimos días, entre siete y ocho de la mañana, estuvieron largo tiempo encerrados los dos en la habitación de la portería, y cuando el Guardián la dejó para entrar en el convento le siguió a él. El portero la empujaba hacia fuera, ella forcejaba por entrar, en la lucha logró aquél cerrar la puerta, y ésta le cogió el vestido y tirando se le rompió. A puñetazos rompió muchos cristales y se ensangrentó las manos. En estas operaciones daba grandes voces, con toda la fuerza de sus pulmones. Desde la vía pública se oían sus desaforados gritos, la gente se paraba y la familia de la joven acudió con un coche y se la llevó a su casa con los vestidos destrozados y ensangrentados con la sangre que goteaba de sus manos. Testigos de estos hechos somos todos cuantos vivíamos en Sanlúcar de Barrameda en los siete primeros meses de 1893 Era inútil ponerlos en conocimiento de lasAutoridades de la Orden: no los habrían creído, habrían creído que se trataba de una calumnia levantada para perder a uno de los más celosos confidentes y agentes de los Llevaneras. Pero era necesario que el escándalo cesara. Escribí todo lo que pasaba con nuestro Guardián y la joven a Dn. Francisco de Paula García y Sarmiento Secretario de Cámara del Sr. Arzobispo de Sevilla. Estaba entonces en Antequera su pueblo natal y allí estaba también el P. José de Monóvar Vicario Provincial: el Guardián fue inmediatamente retirado del convento, y acabó el escándalo. Pero era tal empeño con que lo defendían los Llevaneras y con ellos los Superiores mayores, que enviado aColombia motilpropio, o apetición suya, lo hicieron Superior de los Capuchinos residentes en Santa Marta. Sedujo a uno de aquellos frailes cuyo nombre no recuerdo, pero sé que era natural de Sopeña, pueblo que me parece corresponde a la provincia de Santander. Ambos se hicieron muy amigos de unos protestantes establecidos en Santa Marta. Los dos frailes decían a los demás que
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