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2 0 4 C a p ít u lo X I I I pronto libre de losHerodes, Pilatos, Escribas y Fariseos que nosgobiernan. Dios libre a la Orden de hombres tan perversos, hipócritas y funestos, de lo contrario, la disolución de los Capuchinos será grande y vergonzosa y eso dentro de un plazo relativamente corto”. Cuando escribía este comentario tenía presente no sólo lo que ocurría en España en aquellos días, sino también lo que ocurría en Francia en los mismos tiempos contra los religiosos que defendieron el voto en Capítulo de los hermanos legos. Precisamente en los primeros meses de 1893 se logró la revocación del famoso Decreto que se lo había quitado cuatro o cinco años antes. Los hermanos legos y sus defensores lograron probar ante la S Congregación lo obrepticio y subrepticio de las Preces presentadas por la Curia Generalicia para quitarles a los hermanos legos este derecho que la misma Regla les concede igual que a los hermanos clérigos. Coincidía pues la agitación de Francia con la de España, pero la de aquí era mucho más complicada Por eso los Superiores Generales estaban fuera de sus casillas y atodo trance querían librarse de una nueva derrota. En aquellos mismos días hicieron también víctimas en Francia y, entre ellos, un religioso ex- Guardián en cuya celda practicaron un registro, le quitaron todos los papeles, entre los cuales unas cartas mías contestación a unas suyas y le entregaron el boleto de secularización sin que él lo pidiera. Tenía también presente lo que dejo referido en el capítulo undécimo y en el décimo y, por eso, consigné en el comentario los sentimientos de que en aquel momento estaba rebosando mi corazón. El haber quedado aislados por la defección de los Superiores provinciales y locales que firmaron la exposición oficial a la Santa Sede, exposición cuya gravedad no hay para qué encarecer, nos imposibilitaba seguir la lucha. Halagados unos con las promesas y otros amilanados con las amenazas, no se desdijeron de lo que afirmaban en la exposición, a lo menos así lo creo, pero no insistieron en ella y conservaron sus cargos, menos el Provincial Fr. Francisco de Benamejí que dejó de serlo Con esos cobardes o traidores no se
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