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1 9 6 C a p ít u l o X I I amados los Superiores, sino las ventajas terrenas que ellos pueden dar. El Superior no puede ser amado, si con sus buenas obras no se capta el amor de sus súbditos”. “Preguntará tal vez la S. Congregación: ¿Por qué los Superiores Generales permiten tantas transgresiones de las leyes?. ¿Por qué el P. Joaquín de Llevaneras es tantas veces confirmado en la Prelacia?. ¿Por qué hacen al P José Calasanz de Llevaneras juez de su hermano carnal?. ¿Por qué lo nombran Visitador y Comisario de lasProvincias de España?. De buena gana confesamos que lo ignoramos; pero no queremos ocultar lo que pregona la fama, afin de que la S. Congregación vigile einvestigue cuidadosamente. Los amigos del P Joaquín de Llevaneras aseguran que, desde el año 1883, remite grandes cantidades de dinero a los Superiores Generales; que con el dinero redime todas sus iniquidades; y que en cierto Banco tiene un depósito demás de ciento sesentamil pesetas. Ignoramos lo que en esto hay de cierto; pero escosa notoria y pública que, endiversas casas, tiene depositadas grandes sumas de dinero y que nunca ha querido dar cuenta de ellas como está obligado por las leyes de la Iglesia y las de la Orden. Por esta causa, la reiterada confirmación del P Joaquín en la Prelatura es tachada de simoníaca por algunos” . “No sin causa creemos oportuno añadir a lo dicho otro hecho cuyo conocimiento es necesario para que la S Congregación pueda proceder en este asunto con más seguridad. Algunos Superiores Generales y, entre los cuales (según sedice) está el Procurador General, el mismo Ministro General y el P. José Calasanz de Llevaneras, desean cambiar radicalmente la forma de Gobierno de la Orden. Quieren que el M. General no sea elegido por tiempo determinado sino para siempre, que tenga plena potestad de nombrar todos los Superiores Provinciales, guardianes, lectores, maestros de novicios, deponerlos y trasladarlos según leparezca y ampliar y restringir sus facultades conforme lo crea conveniente. Esta innovación seencuentra expuesta y preconizada como supremo remedio de los males que afligen hoy día a la Orden casi en todas partes, en un opúsculo compuesto y editado en lengua latina y francesa por el Rmo. P. Exuperio de Prats deMollo. Este opúsculo fue repartido a los vocales del

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