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M i r e sid e n c ia e n S a n l ú c a r d e B a r r a m e d a e n 1 8 9 3 1 8 1 el estado de la disciplina regular entre los Capuchinos de España” . “D e sp u é s de una p ro lo n g a d a s u p re s ió n , n u e s tr a O rd en fue restau rada en España en 1877. El Sumo Pontífice el Papa Pío IX de feliz memoria nombró Com isario Apostó lico de los Capuchinos de España al P. José de Llerena y le dio las facultades y derechos de que gozaban los Vicarios Generales españo les en virtud de la Bula Inter graviores, promulgada por el Papa Pío VII a instancias de los religiosos de las Provincias de España, de los Ob ispos y del Rey ca tó lico” . “El pred icho P. José de L lerena, queriendo re stau ra r tod as las P rovincias de los Capuchinos, nombró Com isarios Provinciales para las P ro v in c ia s de A nda luc ía , V alencia, N a v a rra y C a stilla . Los relig iosos antiguos, casi unánimemente, lo amaban y defendían. En cambio, casi todo s los jóvenes lo m iraban mal y lo impugnaban De aquí nació entre no so tros la división, y se luchó en pro y en con tra del Com isariato. Mas, como suele suceder en estas contiendas, las luchas en pro y en con tra del Com isariato, degeneraron en luchas con tra los religiosos con gran detrimento de la justicia, de la caridad, de la verdad y de la perfección religiosa. Nada hicieron los Superio res mayores para restab lecer la paz y la concord ia en tre noso tros, al con trario favorecían a los religiosos que, iuchando con tra el Com isariato , se levan taban tam b ién c o n tra el m ismo C om isa rio y le n egaban la obediencia y la reverencia que le eran debidas. Por fin, el P José de Llerena, vigorosamen te combatido por los adversarios, poco ayudado por los amigos, mal visto po r los Superiores mayores de la Orden que tenían grandes deseos de que el Com isariato fuese suprimido, depuesto de su oficio, fue mísera e ignominiosamente destituido en 1881 y murió en Roma en 1886” . “Por más que no sea nuestro ánimo juzgar de todas y cada una de estas cosas, en pocas palabras indicaremos lo que de ellas pensamos. Opinamos que los Superiores mayores de nuestra Orden no cumplieron con su deber Obligados estaban a informarse bien de las cosas de España, separar lo verdadero de lo falso y dar a todos lo suyo: a quien honor, honor; a quien obediencia, obediencia; a quien protección, protección; a quien castigo,
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