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C a p í t u l o XII M I R E S ID E N C IA EN S A N L Ú C A R DE B A R R A M E D A EN 1893 Hacia Navidad de 1892 vino a España Fr. José Calasanz de Llevaneras, hermano carnal de Fr. Joaquín de Llevaneras, Provincial de la Provincia de Bilbao [sic] y Procurador de las misiones ultramarinas con residencia en Madrid. Desde Barcelona escribió muchas cartas a los religiosos que le pareció, encargándoles le con testaran y le propusieran lo que les pareciese. Lo que entonces ocurrió, de ninguna manera se explica mejor que reproduciendo el documento firmado y remitido a la S. Congregación de Obispos y Regulares por los nuevos Superiores Provinciales y locales de la P rov inc ia de la Inm acu lada C on c ep c ión de To ledo . Léase atentamente este notable documento, notable por las personas de quienes emana, notable por la persona a quien se dirige y notable por su contenido Beatísimo Padre: “Los Superiores mayores y locales de los seis conven tos de esta Provincia de la Inmaculada Concepción , en su nombre y en el de los religiosos de la misma Provincia, recu rren a V. S. y, po strado s a sus pies, exponen hum ildem en te las ansiedades y dudas que en gran manera agitan su co razón” . “Nos dirigimos a V. S., más bien que al Rmo. P. M inistro General, porque tenemos graves razones que nos obligan a creer que nuestras cartas rara vez llegan al Ministro General, pues más de una vez contesta a ellas o tro religioso en su nombre sin que él lo sepa y, a veces, sucede que el Ministro General manifiesta lo con trario de lo que en su nombre se había d icho” . “Transcurridos unos doce años desde que nuestra Orden fue restaurada en España, el Rmo. P. Bernardo de Andermatt, Ministro General de nuestra

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