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1 7 2 C a p ít u l o X I el gasto que yo y el P. Reus hicimos en la Procura, las veces que aceptamos la invitación. Ignoro cuánto tuvo que pagar, pero la cuenta debía ser considerable, porque a él le extrañó mucho la cuantía y me preguntó sobre las veces que comimos en la Procura. Le expliqué lo ocurrido y no dijo nada. ¿Qué iba a decir?. Entonces me alegré de no haber aceptado la invitación, sino pocas veces, pero si yo hubiera sabido lo que pasaba no la habría aceptado ni una sola vez. Personas fidedignas que han visto la nueva morada de la Curia Generalicia aseguran que es muy lujosa y esto , fundamentalmente, no es digno de aprobación. En tiendo que debiera ser un verdadero reflejo del conven to generalicio en o rden a la pobreza, pero más aseado y cóm odo Y cuando hablo de comod idades no me refiero a las que proceden de la sun tuosidad , a las costosas, a las reclamadas por la concupiscencia, sino a las naturales y necesarias, hijas del buen criterio y de la rec ta o rdenación de las cosas. La Curia Generalicia es la que debe dar ejem p lo a tod a la O rden y los frailes que acuden a su residencia desde todas pa rtes del mundo es preciso vean en ella la moderación religiosa y la pobreza franciscana: lo mismo deben admirar las personas ex trañas a la Orden. San N icolás de Tolentino podrá ser una buena residencia de PP. Jesuítas, Dom inicos y de religiosos de o tras Ó rdenes que pueden ser ricas sin faltar a sus votos; pero no puede ser digna de Capuch inos. Y en este pun to , como en o tro s muchos, no pueden con fo rm arse con el p rog reso moderno, ni con el esp íritu de nuestro siglo, sin renunciar a la misión peculiar que San Francisco diera a su O rden en este mundo. No tienen esto muy en cuen ta algunos p roceres capuchinos. Hacia el año 1891 el P rocu rado r General, P Bruno de Vinay, asombró a su Provincia de Lión con un hecho que merece consignarse. A pesar de que en la ciudad de L ión tenían los Capuchinos tres o cuatro moradas muy suficien tes y capaces, compró una finca que le costó la friolera de 75 .000 francos y, en la cual, hizo obra po r valor de o tro tan to o más, para adap tarla al nuevo destino. En esa suntuosa morada pensaba retirarse el P. Bruno cuando dejara de ser P rocu rado r General.

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