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1 3 8 C a p ít u l o I X progresistas y liberales radicales según el grado de emancipación que profesan, pero el principio que todos profesan es el mismo. La misma es, por lo tanto, la esencia de todos los partidos liberales y en la naturaleza son un solo partido; pero en el grado son desiguales y múltiples. Como las sectas protestantes y demás heréticas son una sola en el principio generador, pero son muchas y, más o menos heréticas, según que se apartan más o menos de la doctrina revelada, aplicando el principio generador a mayor o menor número de verdades enseñadas por la Iglesia de Dios. Una de las tardes que el Sr. Obispo vino a pasear por la huerta del convento, según su costumbre desde 1879, hablamos de estas cuestiones y de lo que en aquellos mismos días publicaba en el “Eco de Navarra ” sobre la Unión Católica. Presentes estaban sus dos capellanes familiares Dn. Gumersindo Iráizoz y Dn. Felipe Vidaurreta. Su Sría. lima, estaba muy conforme con la doctrina, pero le parecía que no convenía publicarlo de nuevo en folletín como pedían algunos, porque, atendida la grave excitación de los ánimos en la Diócesis, era peligroso insistir más sobre esta materia. No me parece llegada la hora de inculcar demasiado la verdad acerca estos puntos, porque los mismos no están bastante tranquilos para recibirla bien. Esto dijo el Sr. Obispo y recordó lo ocurrido con algunos, con el de Barcelona y el de Segorbe entre otros. Entonces le dije yo que tenía otros escritos sobre esta misma cuestión y, que si los quería, se los daría. Contestó que sí: fui por ellos y se los entregué. Días después me dijo que los había leído, que estaba conforme con la doctrina y que los había remitido al entonces Sr. Obispo auxiliar de Madrid, Dr. Ciríaco Sancha. E sto y el ser yo adversario franco del Siglo Futuro pudo dar pie a que el P. Vicente de Tafalla, llevado de su ardiente nocedalismo, me tuv iera po r liberal y me acusara. Pudo con tribu ir también a esto cierta propaganda que con tra mí hizo más de una vez el P Estanislao de Reus m ientras estuvo en Pamplona. Siempre me negué a secundar su s m ira s . C o n o c e d o r de su s a n te c e d e n t e s y t e s t ig o de su comportam iento en Guatemala, Ecuador y España no lo creía yo digno de los c a rgo s a que a sp iraba en la O rden También me negué a

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