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D e p o sic ió n d e l P. L l e r e n a y n o m b r a m ie n t o d e l P. L l e v a n e r a s 1 3 7 Estos dos frailes, pero el P Vicente de Tafalla sobre todo , eran nocedalistas furibundos; para él “El Siglo Futuro" era el santo evangelio, y el Sr. Nocedal un S. Pablo. Los demás simpatizaban más con “La Ft". Al Siglo Futuro le notaba yo unas ideas y tendencias, un lenguaje que no me parecían compatibles con la sana doctrina y el espíritu genuinamente católico. No ocultaba mi opinión ni dentro ni fuera del convento. Sostenía yo que el liberalismo no consiste en las formas de Gobierno; que no era pecado ninguno tomar parte activa en la vida política de la Nación, siempre que fuera con el fin de abolir las leyes malas y hacer aplicar las buenas; que ningún partido político era infalible e incorruptible; que el sacerdote debe estar por encima de todo partido porque a todos ha de decir la verdad; que en la Unión Católica podían ser admitidos cuantos profesaran la doctrina católica en toda su integridad y pureza cualesquiera que fueran, por otra parte, sus opiniones en orden a las formas de gobierno; que, por más que el partido carlista fuese en España el único partido político católico, era posible, sin embargo, hub iera repub licanos y alfonsinos católicos, porque la unidad del partido carlista no es la unidad de la Iglesia católica; fuera de ésta no puede haber católicos, pero fuera de aquélla, sí, aun en España. Así pensaba, así hablaba, así escribía en aquellos años. Los nocedalistas se escandalizaban, a los carlistas de “La Fe" no les gustaba mucho este lenguaje, pero esto era verdad entonces como lo es ahora y lo será siempre. Los partidos liberales, tales como son desde hace más de un siglo, no son partidos políticos, sino sectas heréticas, hijos del mismo principio que engendró y conserva las sectas pro testan tes y heréticas de todos los tiempos; el racionalismo, o independencia absoluta de la razón individual o colectiva, aplicado a las cosas meramente religiosas engendra y conserva sectas; aplicado a las relaciones de la Iglesia con el Estado, o al Gobierno del Estado forma y mantiene los partidos liberales, liberales precisamente por eso, porque en el gobierno del estado y en sus relaciones con la Iglesia se proclaman emancipadas de la autoridad de la Iglesia y de la del mismo Dios. Esa emancipación la profesan todos en principio, pero no la profesan todos en el mismo grado. Por eso hay liberales moderados, liberales

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