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C a p í t u l o V II CONVENTOS DE ARENYS DE MAR Y DE BAYONA Recuerdo haber leído un documento archivado por el que consta que un Ministro General, el R Juan de Mariñano, si mal no recuerdo, porque de esto hace ya muchísimos años y el documento no lo tengo a la vista, vino a España hacia el año sesenta y trató de reconstituir los Capuchinos. Parece que algunos se animaron y que hubo proyecto de restablecer entre otros el de San Antonio del Prado en Madrid. Vivían refugiados allí unos cinco o seis Capuchinos que vestían como los sacerdotes seculares; yo mismo he visto allí dos o tres. Pero todo esto se quedó en proyecto. En Arenys de Mar, el P. Juan Pruna conversó, restauró o amplió el convento de Capuchinos y en él vivían unos pocos con hábito de c lé r igo s s ecu la res , y se so s t u v ie r o n aun d u r an te el pe r íodo revolucionario del 68 al 76. Fue el P. Juan Pruna un fraile muy dado a la predicación y se asegura que predicó más de diez mil sermones. Como nunca se me había ocurrido escribir lo que escribo, no había cuidado de hacer investigaciones históricas sobre estos asuntos, por eso, ignoro también la fecha de la fundación del convento de Bayona. Sólo sé que, durante algún tiempo, formaba parte integrante de la provincia capuchina de Tolosa y que, como casi todos los frailes que en él moraban eran españoles y no se avenían bien ser gobernados por los franceses, pidieron y obtuvieron que fuese convento generalicio, esto es, independiente del Provincial de Tolosa, y estuviese bajo la jurisdicción inmediata y directa del Ministro General. Los Capuchinos de Bayona tenían fama de austeros y allí estuvo unos tres o cuatro años el famoso P. Esteban de Adoáin después de su regreso de América, esperando la hora de ir a España para dedicarse de lleno a las misiones que era su vocación especial.

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