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O jeada retrospectiva sobre A mérica E spañola 107 territorio ¿y qué ha hecho para engrandecerlo? Contemplad sus ciudades, y no veréis otros monumentos notables que los edificios públicos residencia de las Autoridades españolas; las Catedrales y palacios episcopales, los conventos e iglesias a ellos anejas levantadas en tiempos de fe y de piedad, llamados tiempos de oscurantismo, de fanatismo, de ignorancia y de rutina. Y muchos de esos monumentos, los más, no son sino mon tones de ruinas que a más de afear grandemente las poblaciones, no son sino albergues de animales más o menos dañinos y antipáticos: ratas, ratones, murciélagos y otros bichos. Los caminos están en el mismo estado, o en peor, que en tiempo de la dominación española. Si en alguna parte se ha construido un ferrocarril, lo ha hecho alguna empresa extranjera y al Gobierno no le ha costado más trabajo que autorizarlo. La agricultura no ha hecho mayores progresos que los alcanzados en tiempo del Gobierno español. Las bibliotecas, las artes, las ciencias, las letras, por lo general, no han rebasado los límites que tenían cuando el Clero, sobre todo el episcopal y el monástico, eran una gran potencia. El salvajismo y la barbarie entre los indios, lejos de desaparecer, han progresado. Esas son las mejoras, las hazañas que ha realizado en América el partido liberal y masónico, ese partido que pretende ser la luz del mundo, el heraldo del progreso, de la libertad y de la civilización ¿En qué se conoce que ama la humanidad? En Méjico mató las misiones fundadas por los venerables Antonio Margil, Magín Ferrer y Pablo Serra en Nuevo Méjico y California, respectivamente, para cristianizar y civilizar a los indios de aquellas tierras, muy numerosos, por cierto; en Colombia mató las del Putumayo y Caquetá; en el Ecuador las del Ñapo y del Marañón, y así sucesivamente. Cuando el gobierno del partido liberal y masónico ha tenido algún paréntesis, se han reanudado en muy modesta escala los trabajos civilizadores emprendidos y proseguidos con gloria por el Clero, monástico sobre todo, pero esos trabajos se han abandonado en cuanto el partido liberal y masónico ha vuelto a ser Gobierno. No ha exterminado la raza indígena como lo han hecho los protestantes en la América del Norte; pero no se ha cuidado de civilizarla.

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