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O jeada retrospectiva sobre A m é r ic a E spañola 101 de la unidad católica, se han reñido grandes batallas en varios de sus Estados. Es cierto que en muchas de las Constituciones políticas que rigen las naciones hispano americanas está consignada la libertad de culto; pero es también cierto que, de hecho, no se profesa más religión que la católica y que no hay más disidentes, por ahora, que los pocos judíos, ingleses, alemanes o norte-americanos que están establecidos en dichas tierras, pero que son individuos aislados, que no forman sociedad religiosa. Bajo este punto de vista la superioridad de la América española sobre la anglo-sajona es inmensa Lo es igualmente en orden a sus relaciones con la raza indígena Los anglo-sajones han sido bárbaros, salvajes, crueles, sanguinarios con los indios. Nadie ignora que para exterminarlos han empleado todo s los medios imaginables y que, gracias a ese exterminio sistemático, hoy día apenas hay indios en el territorio de los Estados Unidos. Su prosperidad material, sus riquezas y pujanza deslumbra el mundo y son relativamente pocos los que se fijan en el horrible crimen de haber exterminado sistemáticamente toda una raza, la indígena, la que tiene más derechos que otra alguna a vivir en el país, la que por su pobreza e ignorancia es digna de lástima y merece ser tratada con respeto y misericordia. Los anglo-sajones de pura raza se han portado con los indios como se portan los hombres sin conciencia y sin ley, sin otra norma de justicia que la fuerza bruta; así se portan también con la raza negra y la raza amarilla y, si no las han exterminado, ha sido porque no han podido todavía No ha sido esta la conducta de la raza española. Es innegable que en ciertas acciones, sobre todo en los primeros años, cometió excesos deplorables; pero estos desmanes ni fueron generales, ni sistemáticos, ni aprobados por las autoridades supremas, Fernando V e Isabel la Católica, Cisneros, Carlos I, Felipe II y sus sucesores tomaron las más sabias providencias, no sólo para conservar la raza indígena, sino también para hacerla cristiana, católica, culta, civilizada. La legislación de Indias es para España una gloria inmortal.

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