BCCCAP00000000000000000000145

I N I R O D U C C I O N C u a r t o p e r í o d o . — Exclaustración y régimen de comisariato apostólico (] 835-1885). A raíz de la exclaustración se establece el régimen de comisariato apos­ tólico en España, en el que se sucedieron los padres Fermín de Alca- raz (1835-55), Joaquín de Madrid (1855-72), Jo.sé de Llerena (1872-81) y Joaquín de Llevaneras (1881-85). En este período los religiosos, puestos bajo la jurisdicción de los ordi­ narios diocesanos en el ejercicio de su ministerio, mantenían la comunica­ ción que les era posible con sus superiores regulares. En nuestra provincia, fallecido el último provincial P. Antonio de Al- baida (f 1837), se encargó de su gobierno como vicario provincial el P. Fidel de Alcahalí (f 1848) ; muerto éste y todos los definidores, el P. Alcaraz nombró, en 1848, comisario provincial al P. Luis de Valencia (f 1852) y en 1852 al P. Antonio de Foyos. El P. Joaquín de Madrid, con fecha 8 de diciembre de 1860, nombró comisario provincial al P. Antonio de San Mateo (f 1864) y definidores a los padres Miguel de San Mateo, Antonio de Castellón, Ramón de Be- naguacil y Antonio de Benaguacil ; a la muerte del provincial le sucede como vicario provincial el P. Miguel de San Mateo (f 1867). De nuevo es designado en 1867 comisario provincial el P. Antonio de Foyos (f 1876) por el P. Joaquín de Madrid, apareciendo como definidores los padres Félix de Valencia y Salvador de Borbotó. A la muerte del comisario provincial, el P. José de Llerena nombró, en 1876, al P. Félix de Valencia, dándole por definidores a los padres Ra­ fael de Bélgida, Diego de Albaida, Blas de Ollería y Rafael de Ibi. El P. Félix ejerció el cargo hasta 1881, en que el P. Joaquín de Lleva- ñeras aceptó la renuncia de todos los provinciales de España. Escasas son las noticias que se tienen de las actividades de nuestros re­ ligiosos en este período: sabemos que el P. Eugenio de Potríes (f 1866) lleva vida inquieta, no exenta de buena voluntad, por tierras de Francia ; que el P. Ambrosio de Benaguacil (f 1880) intenta la fundación de las ca­ puchinas en Montiel ; que el P. Maximiliano de Finestrat (f 1884) ejerce el apostolado por Maracaibo ; que el P. Ildefonso de Valencia (+ 1870) di­ rige en su patria una Escuela de Cristo. A medida que pasan los años se va reduciendo el personal : desde 1835 hasta 1860 habían fallecido unos trescientos capuchinos valencianos; en 1870 había noventa religiosos, y en 1873 sólo quedaban setenta y cinco. Repetidos fueron los intentos de restauración de la comunidad de Ma- samagrell: primero por el P. Tomás de Benifayó (t 1865) y en 1878 con el P. Andrés de Finestrat de guardián y el P. Carmelo de Aldaya de vicario. Pero ya desde el año anterior era un hecho consolador la restauración de la orden en España con la fundación de Antequera (19 de marzo de 1877), Sanlúcar de Barrameda (30 de noviembre de 1877) y Montehano (2 de febrero de 1879). A las nuevas comunidades volvían llenos de fervor los pocos capuchinos — X I V —

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz