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I N T R O D U C C I O N provincial de Andalucía (1727 y 1730). El P. Cirilo de Alicante fue visi­ tador general de Navarra (1670) y el P. Basilio de Alcira de Castilla (1690). Engrandecieron la provincia con su acrisolada virtud los siervos de Dios P. Ignacio de Monzón (f 1613), P. Francisco de Sevilla (f 1615), P. José de Ollería, el santo (f 1649) ; su homónimo P. José de Ollería, el santico (f 1716), y P. Justo de Valencia, el apóstol de la Inmaculada (f 1750); la ilustraron con sus enseñanzas los místicos P. Jerónimo de Segor- be (t 1615), P. Bartolomé de Xixona (f 1636) v P. Felipe de Quere- tes (t 1644). En el apostolado de la palabra se distinguieron : P. Buenaventura de San Mateo (f 1667), P. Mauro de Valencia (f 1637), P. Lorenzo de Ali­ cante (f 1659), P. Cirilo de Alicante (f 1688) y P. Francisco de Sigiien- za (f 1721), todos ellos con el título de predicadores de S. M. ; a ellos se debe añadir el P. Juan Bautista de Murcia (f 1746), que publicó abun­ dantes volúmenes de sermones. El año 1645 se señala con los comienzos de la labor misionera de la provincia : el P. Angel de Valencia misiona en el Congo, cuyo rey lo nom­ bra su embajador ante el Papa; en 1648 es nombrado prefecto del Benín. El P. Lorenzo de Alicante marcha al Darién en 1647. En el año 1677 envía la provincia varios religiosos a misionar en las provincias de Cumaná y Caracas. En 1693 se confía a la provincia una misión aparte, la de Santa Marta y Maracaibo; en ésta sufre martirio I'r. Gregorio de Ibi (+ 1694) y redacta el primer vocabulario motilón el P. Francisco de Catarroja (f 1752). En 1749 se separó la misión de Maracaibo de la de Santa Marta ; la primera se confió a la provincia de Navarra y la segunda a la de Valen­ cia. Han sido muchas las páginas de gloria que en estas misiones han escrito los misioneros valencianos. Han sido calificadores del supremo tribunal de la inquisición el P. Mauro de Valencia (f 1637), P. Luis de Valencia (t 1665), P. Cirilo de Alican­ te (f 1688) y P. Basilio de Alcira (fl706). Entre los lectores de este período merecen citarse al primero de ellos P. Víctor dePalermo, buen escotista, que seguramente estudió aquí las doctrinas del beato Ramón Lull, que luego explicó en su provincia ; hijos de la provincia fueron el P. Luis de Valencia (f 1665), P. Feliciano de Valencia (f 1675), P. Cirilo de Alicante (t 1688), P. Miguel Angel de Va­ lencia (f 1694), P. Francisco de Sigüenza (f 1721), P. José de Valen­ cia (f 1740), P. Luis de Flandes (t 1746) y P. Marcos de Tronchón (f 1750), todos ellos calificadores del santo oficio. Como historiadores se distinguieron Fr. Vidal de Alcira (+ 1654), P. An­ tonio de Alicante (f 1663) y P. Basilio de Teruel (f 1682). Fue muy buen jurista el P. Basilio de Albalat deis Tarongers (f 1705) y excelente escri- turista el P. José de Ollería (f 1716). Actuaron en la corte de Viena el P. Lorenzo de Alicante (+ 1659), P. Buenaventura de San Mateo (f 1667) y P. Arsenio de Vinaroz (f 1661). Como demostración de la influencia del capuchino en el pueblo citamos al P. Cirilo de Alicante (f 1688), que apaciguó a los labradores amotinados en 1662, mereciendo ser llamado Padre de ¡a Patria. — X I —

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