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6 2 8 - L a P rovincia C apuchina de N avarra -C antabria - A ragón comienzos de la década de los 70, toda la actividad giraba en derredor del ríoÑapo y se orientaba auna población mayoritariamente indígena. Con el advenimiento del petróleo, de sus carreteras forestales y de la colonización los misioneros amplían el territorio de su acción pastoral. Poco a poco se definen con claridad dos zonas bien delimitadas en la Misión: la zona del río y la zona de la carretera. La primera orienta su actividad al mundo indígena; la segunda, a la masa siempre creciente de colonos advenedizos. Ésta se sitúa en la zona occidental de la Misión; primero al norte de Francisco de Orellana (Coca), después también al surde lamisma. Van apareciendo poblados dispersos, después centros que aglutinan a pequeñas áreas dispersas de población, con sus escuelas y lugares de reunión. Allí está siempre presente el misionero, a pie, en coche o a caballo, acompañando en el plano humano, social, educativo y religioso. La misión ha realizado a lo largo de todo este período y del siguiente una importante labor de aglutinación, concientización humana y religiosa, y se ha conducido como un acicate en la búsqueda y en la conquista de los derechos más elementales de estos grupos humanos. Gracias a su actividad han surgido escuelas, dispensarios, centros de formación de adultos, catequistas y líderes de las comunidades, siempre tan frágiles por su inestabilidad y procedencia dispersa. Las distancias, las dificultades de comunicación en el interior de la selva y la multiplicación incesante de personas y de centros poblados han exigido a los misioneros de la carretera un esfuerzo ingente. Mientras, la actividad pastoral en el río mantiene una atención sencilla a las diversas comunidades indígenas y a las poblaciones de Nuevo Rocafuerte y Tiputini. Se trata de una acción pastoral liberada de muchos convencionalismos “occidentales” , simplificada en su mensaje evangélico a las verdades fundamentales, con flexibilidad, en un lenguaje asequible a las gentes, reducida a las oportunidades que da la presencia misionera con ocasión de los servicios religiosos tradicionales: liturgia dominical y sacramentos.