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C a p itu lo Vil. A ctiv id a d en U lta m a r - 607 dirección de D. Pedro Wang. Por otra parte, el hermano Paulus estaba decidido para salir a Manila, previo un curso de inglés que recibiría en Pingliang, con el apoyo económico de Juan Santos. Ser capuchinos, “ Dou xihuan” (todos lo quieren), afirmaba el hermano Pablo Lu. “ Ésta es quizá la respuesta de los jóvenes a las enseñanzas del obispo Ma Ji y al amor que nos tiene; y al ejemplo práctico del hermano Pedro entregándose en su vejez al alma de Francisco de Asís, que él siempre vivió en su corazón sin poder pertenecer a la Orden Capuchina” (JSOV, 66 ). 5.2. El escrito que cuenta esta bella historia de aventuramisionera, personal si cabe, y al mismo tiempo plenamente integrada en la aceptación y apoyo de los Superiores de la Orden, acaba con estas líneas: “Y puesto que no le veo proporción a mi colaboración personal y a los buenos resultados obtenidos en tan poco tiempo, doy por hecho que quienes roturaron y sembraron con sus durísimos trabajos y su vida esa heredad, son los que merecen el aplauso definitivo. Los hombres como yo, con nuestras limitaciones y fe interrogativa, esjusto que pasemos a la historiacomo leyenda -provocativa y atípica- dehaber sido la Singular Mano Izquierda de Dios” (JSOV, 67). 5.3. En septiembre de 1997 el padre Juan Santos Ortiz de Villalba comunicaba a nuestro padre Provincial, Eleuterio Ruiz, la dolorosa decisión de dejar nuestra Orden y el Sacerdocio. Al parecer, un largo proceso interior de interrogantes y de búsqueda le había conducido a una decisión que ha causado sufrimiento y conmoción entre nosotros. Quizás podrían adivinarse algunas señales en este último párrafo de su precioso libro testimonial sobre la presencia capuchina en Pinglinag durante este período reciente, presencia enormemente sugestiva y rica, que ha conducido por caminos insospechados a una presencia autóctona de la Orden, en el lugar que fue territorio del nacimiento y consolidación de la Iglesia para nuestros primeros misioneros. Yo bendigo al Señor por la obra misionera de Juan Santos y deseo que fructifique tanto en Pingliang como en él.

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