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6 0 4 - L a P rovincia C apuchina de N a v arr a -C antabria - A ragón acepte mis respetos y mis mejores deseos. Afectuosamente. Jing She” (JSOV,51-52). 4.2. Ya en Filipinas, en Mandaluyong, recibía una carta del padre General: “Habla con Troadio sobre la posibilidad de que esos dos jóvenes chinos puedan ir a Filipinas para cumplir sus deseos de ser capuchinos. Procura estar en comunicación con ellos para ver si se animan a entrar en la Orden. Te bendice. Flavio Roberto Carraro, Ministro General” (JSOV, 52). Desde Filipinas, donde había sido tan bien recibido, Juan Santos realizó casi de inmediato un nuevo viaje a Pingliang para llevarles una ayuda económica proveniente del Vaticano. Encontró al Obispo mejor y éste le entregaba una carta en latín para el padre General, llena de afecto y en la que le hablaba de los seminaristas que deseaban entrar en la Orden. Se ve en la misma el deseo de realizar antes un verdadero discernimiento de estas vocaciones a la vida franciscana (JSOV, 54-55). 4.3. En marzo salían para Pingliang Juan Santos y Mateo Goldáraz. Días antes el padre General, que visitaba esos días Filipinas camino de Indonesia, concretaba con ellos diversas alternativas para el tema de los seminaristas aspirantes a capuchinos y las expresaba en una carta al Obispo Ma Ji: Si era posible, se les envía a Filipinas. Si no pueden salir de China, quizás podrían hacerlo como turistas por algún tiempo. Si no pueden salir, deseamos saberlo para pedir a la autoridadcompetente los permisos necesariosparaque seancapuchinos (JSOV, 56). Mons. Ma Ji deseaba que antes de saliral extranjero sus seminaristas se ordenaran de sacerdotes y mantenía sus deseos de que los capuchinos regresaran a Kansu lo antes posible. En aquel entonces fue elegido nuevo General de la Orden el padre John Corriveau. Ante la imposibilidad de que los seminaristas de Pingliang salieran al extranjero Juan Santos le proponía en una

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