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C a p ítu lo VII. A ctiv id a d en U lta m a r - 603 4. Trabajando desde Filipinas 4.1. El día 3 de marzo del 92 se decidía en Roma, en la sesión del Definitorio General: “ El hermano Juan Santos Ortiz de Villalba pasará a vivir con los hermanos de Manila, permaneciendo en contacto con la Comunidad China, a fin de que no se extinga la llama, y con miras a la entrada a China” (JSOV, 49). Su deseo de continuar por algún tiempo en Hong Kong para realizar desde allí sus contactos con Pingliang no pudieron realizarse, porque los mismos franciscanos, donde se hospedaba, determinaron cerrar su casa en un futuro muy próximo. Desde Filipinas se le aceptó de corazón. Pero antes del viaje a Manila realizó una nueva visita a Pingliang, sabiendo que el obispo Ma Ji se encontraba muy enfermo y que dos seminaristas mayores querían ser capuchinos. En esa visita de nuevo el Sr. Obispo le hablaba de sus deseos: “Deseo vivamente que se hagan capuchinos, y deseo que los capuchinos regresen a mi Diócesis. Para ellos lo mejor. Todo y de todo corazón, como de corazón somos aquí todos capuchinos e hijos de San Francisco. Escríbale a su padre General y hágale saber estos pensamientos” (JSOV, 50). D. Pedro Wang, en una carta le comunicaba el deseo de tres seminaristas de ser capuchinos. Existe también una preciosa carta, escrita en chino, de uno de ellos dirigida al Padre General: “Muy queridoy respetadopadre: mi nombre es Jing She, y enespañol me hago llamar José. Nací el año 1963 de padres viejos cristianos. Hice mis primeros estudios enmi pueblo, y luego en Pingliang y enXi’an. Me ordené sacerdote el mes de agosto de 1988. He sido profesor en el Seminario de Pingliang, y actualmente trabajo como párroco y pastor al lado del obispo Ma Ji. Usted ya sabe que esta Diócesis fue fundada y llevada adelante por los padres Capuchinos. Su ejemplo y fuerza me han animado siempre a ser un buen misionero. Aquí todos deseamos imitarlos a ustedes en ese espíritu envidiable. Por eso nosotros deseamos continuar la obra de ustedes para que Dios reciba la gloria que le es debida. Yo, Jing She, de corazón y voluntariamente, entraré en la fraternidad capuchina para ser un auténtico misionero. Ruego a Ud que

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