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6 02 - La P rovincia C apuchina de N av arr a -C antabria - A ragón grupo de alumnos que le introducirían, como él escribe, en la China profunda. De esta época son sus cartas al padre Provincial de la Provincia de Navarra-Cantbria-Aragón y al de Filipinas, siempre en esa lucha para concientizar y animar a favor de esta incipiente misión. También descubrimos sus tareas en la búsqueda de fondos económicos para la Iglesia pobre de Pingliang, fondos que servirían en el porvenir para envío de dinero y de libros. 3.4. Este período de tiempo sirvió para clarificar algunas ideas: se comprobó cada vez con mayor claridad las dificultades de una fundación en Macau y en Hong Kong, y se robusteció su convicción que Filipinas debía ser quien asumiera esta Misión. No obstante estas convicciones no fueron bien comprendidas, como se percibe en el encuentro que Juan Santos estableció con responsables de la Orden en Sumatra, en la reunión de la SAPCC, donde estuvo presente todo el Definitorio General con el padre General, Flavio Roberto Carraro (JSOV, 45-47). 3.5. En marzo del 92 realiza una nueva visita a Pingliang, acompañado por el antiguo misionero fray José Ugartemendía. Durante esta visita el Obispo Mons. Ma Ji le manifiesta por primera vez que algunos seminaristas querían ser capuchinos y que él estaba dispuesto a dar los mejores. “ Estaba claro que los viejos sacerdotes educados por nosotros habían dejado el fermento del franciscanismo muy metido en el alma de aquella Iglesia. La pobreza y los sufrimientos había hecho de todos ellos, sacerdotes, seminaristas, religiosas y cristianos, una pequeña comunidad muy unida” (JSOV, 48). En ese mismo viaje se pudieron comprobar mejor las necesidades económicas de la Iglesia de Pingliang, que después serían objeto de una especial atención. Y también entonces se pudo comprobar el sentido de unión de su obispo con Roma: “Yo Ma Ji, obispo de Pingliang, vivo en comunión con Vd. Pedro, Cabeza de la Iglesia. Y esto lo digo para siempre” . Éste era el texto de un breve documento que el Obispo entregó a Juan Santos para que lo hiciera llegar al Papa (JSOV, 48).

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