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C a p ít u l o IV . L a F o r m a c ió n en l a P r o v in c ia - 4 1 3 Estamos todavía a mitad de camino. E llo no obsta para ver que, unida a la pastoraljuvenil o por cauces más propios, haya que seguir lidiando el tema de la pastoral vocacional. E l quid seguirá estando en la vivencia del seguimiento con Jesús que se desee trasmitir a los jóvenes y en la capacidad fraterna para vivirlo y ofrecerlo. 6. PERSPECTIVAS 1. L a trayectoria de la formación inicial de la Provincia en este período muestra que más allá del trabajo por suscitar la vida capuchina en la juventud de hoy, las energías se ha derrochado en el intento de seguir manteniendo el contacto de la realidad del seguimiento de Jesús con la realidad de la cultura, del modo de vida actual. En ese sentido, la formación indica que el problema básico sigue siendo el de crear estilos plásticos de vida en seguimiento. 2. Parece que la etapa más vidriosa y, por lo mismo más d ifíc il, es la del postulantado, incluido el tema de la pastoral vocacional. Es decir, los años últimos muestran que el suscitar la vocación ha de requerir no sólo estrategias nuevas sino contextos de vida religiosa nueva. 3. L a interfranciscanidad aparece como una posibilidad. Del mismo modo que se ha visto como del todo necesario el recurrir a estructuras formativas ajenas a la Orden, quizá haya que mirar en el futuro a un tipo de estructuras interfranciscanas que no sólo sean socorro en la debilidad de las provincias en materia de formación sino también cauce para una futura integración de los colectivos provinciales. 4. Queda aún sin perfilar, quizá no se acabe nunca esta tarea, el perfil del joven religioso del inmediato futuro. Habiendo solucionado los aspectos técnicos de laformación teológica recurriendo a entidades diocesanas u otras, quedan pendientes los temas de la profesionalización

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