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C a p í t u l o III. L a v id a d e l a s f r a t e r n i d a d e s - 379 que un sagrario, el Cristo de San Damián y en el centro una Virgen de Aránzazu en un espino natural. Poseía además dos terrazas, una interior, pequeña, y otra exterior de mayor superficie. Vida de fraternidad En sucesivas reuniones, sin prisas, tras la experiencia del trabajo, del horario laboral, los hermanos discernieron y diseñaron el tipo de vida fraterna que debían llevar partiendo desde las exigencias y posibilidades que dejaba el trabajo. Intentaron encarnar el número cuatro de las Constituciones desde la nueva realidad pastoral. Así marcaron los objetivos y modos de realización. El proyecto apareció en Proyectos comunitarios de las fraternidades (Col. OPI, n. 2). Recalcamos la prioridad que en todo momento se dio a la vida de oración, equilibrando el resto de las actividades, encuentros, descanso. Los hermanos confirman que fue una gran experiencia, una gracia de Dios. Fue una acertada creación la fraternidad sanitaria. Lástima que, al inicio del tercer trienio, por circunstancias ajenas e insospechadas, por un reajuste de familias de la zona vasca se optase por la supresión. Acaso no fue la más acertada. Una línea torcida de Dios para el bien de todos. Centros de trabajo Los centros fueron diversos. Prestaron sus servicios en laparroquia de Ntra. Sra. de Aránzazu como coadjutor, en la clínica de Ntra. Sra. del Pilar, en el Hospital Provincial de Guipúzcoa, en el Oncológico y en la residencia de ancianos de las Hermanitas de los Pobres de Aldakonea. La dedicación en algunos centros era de media jomada y en otros todo el día. La media jomada es engañosa en parte, porque debían estar localizados y un accidente o la gravedad de un enfermo

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