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C apítulo III. L a vida de las fraternidades - 357 a todos y se dan verdaderos gestos de entrega y amistad. La comunidad de base sale la más beneficiada gracias a las frecuentes reflexiones hechas en torno a estos acontecimientos. Retirada de dos hermanos El hermano no clérigo Antonio Álvarez no hace la profesión solemne abandonando la fraternidad el año 1976. Fue una sorpresa para todos ya que se trata de una persona muy buena y querida. Todo comienza cuando tiene que marchar a servir a la patria. Al regresar con el primer permiso, comunica su intención de desertar del ejército. Se sabe el riesgo que conlleva esta decisión. Conversaciones, reflexiones, planteamientos alternativos. No hay argumentos para disuadirle. La decisión la tiene tomada. Para la pequeña fraternidad es un duro golpe. Se marcha un hermano muy querido y cercano a todos. Años más tarde, José Andrés Huarte decide abandonar los compromisos religiosos y sacerdotales. Son momentos dolorosos para todos: para el que toma la decisión y para los que se quedan. La fraternidad queda reducida a dos hermanos: Miguel María Andueza y Miguel Ángel Cabodevilla. Se trata de estructurar de nuevo la vida fraterna y el apostolado. Existe armonía y buena convivencia entre ambos. Se cuenta con numerosos agentes de pastoral y colaboradores en el apostolado. La vida comunitaria La vida de fraternidad, en los primeros años, es ejemplar. Se respeta un horario de oración comunitaria, liturgia de las horas, celebraciones del perdón, etc. Y todo esto con participación de varios seglares, generalmente pertenecientes a la Comunidad de Base antes descrita. Es uno de los testimoniosmás fuertes y ejemplares para las personas que llegan al barrio. El ambiente es bueno entre los hermanos: hay confianza, comunicación, cercanía, mutua ayuda,

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