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352 - L a P rovincia C apuchina de N av arr a -C antabria - A ragón las catequesis de niños yjóvenes. Y , entre semana, salíamos también con frecuencia a visitar los diferentes pueblos y, al atardecer, convocar reuniones y charlas, y hasta organizar festejos y veladas en los centros de reunión o "casas de España". Estos salones o centros de reunión eran, por una parte un refugio de solaz y desahogo para encontrarse y divertirse los compatriotas y organizar sus bailes y fiestas; pero, por otra parte, eran un peligro para la auténtica integraciónde los españoles en lasociedad francesa, lo quedenunciaban con frecuencia los curas y capellanes franceses. Reflexión posterior Siempre me sorprendió que este ministerio entre los inmigrantes, tan franciscano como aproximación a una población pobre y desarraigada, no tuviera mayor aceptación en nuestra provincia. Hasta me atrevería a decir que tuviera una mala prensa. Me duele hacerme eco de sospechas y comentarios, que se sueltan a veces, de tales misioneros que pudieran tener problemas de fe o de vocación, y se sirvieran del alejamiento de la geografía propia, como trampolín para posibles "salidas o evasiones"..., aunque, alguna vez, se hubiera dado. Es verdad que un ministerio como éste requiere una preparación singular, amén de una vocación sincera, una desinstalación de posiciones cómodas y, al mismo tiempo, voluntad y condiciones para aprender una nueva lengua y practicarla con cierta fluidez Prácticamente, después de las experiencias de Metz, St. Etienne y Roubaix se extinguieron los intentos y dicha vocación no ha acabado de morder en las nuevas generaciones. Las experiencias antedichas apenas duraron tres años. Más prolongado fue el período del P. Raimundo, en la región de Lacq, camino de Lourdes, en un poblado nuevo que surge a raíz del descubrimiento del gas en dicha región. Exactamente en Mourenx. Lo mismo que la experiencia prolongada del P. Roque Grández en Alemania.
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