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C apítulo III. L a vida de las fraternidades - 341 los niños no tenían ningún tipo de diversión y que, por otra parte, no podían desplazarse a la ciudad, sobre todo los más pequeños. Por este motivo, se habilitó la segunda planta del edificio para proyectar cine los domingos por la tarde. Ciertamente que el local no reunía condiciones higiénicas ni de seguridad, pero pensamos que mejor estaban los niños recogidos que por las calles de malas maneras. Se daban dos sesiones los domingos y asistían unos 600 niños. Por supuesto que todos no eran de la parroquia. Venían de lejos. Tal era la situación de aquellos barrios. Visto el éxito de los niños, durante algún tiempo, se organizó, también, cine para mayores, los sábados por la noche. Algunos problemas Estamos en los años setenta, los últimos años del General Franco. En un Barrio obrero, el mundo del trabajo comenzaba a organizarse, protestaba, pero tenía dificultad para reunirse. Acudían a las iglesias. Por supuesto, también a la nuestra. Esto tenía sus riesgos, pero los asumíamos. Quienes no lo aceptaban tan fácilmente eran algunos vecinos que, no admitían que en “ su” iglesia se hicieran estas cosas. Por éste y otros motivos de índole social, comenzaron los enfrentamientos entre ellos mismos y con los que estábamos al frente. Todo esto hizo que las relaciones Iglesia-Estado-Parroquia- Cooperativa, fueran bastante tensas. Conclusión: lo que antes era generosidad, incluso propiedadde los locales en favorde laparroquia... ahora son restricciones. Si queréis locales, los pagáis y si no, los dejáis. Al punto de quedarnos tan sólo con el bajo para “ uso”de la parroquia y la planta que servía de vivienda que hubo que comprarla. El resto se quedó la Cooperativa. Vida fraterna Al nacer esta fraternidad sin un proyecto concreto, o mejor, con una finalidad apostólica muy marcada, no se puede hablar de una

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