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C apítulo III. L a v id a de las fraternidades - 183 al confesonario que conlleva, lomismo que lacolaboración, con las parroquias de la ciudad (sobre todo, San Pedro) y de los pueblos circunvecinos (colaboración puntual sobre todo en festividades), a nivel de predicación y confesiones. También se haatendido a las religiosas clarisas y concepcionistas, así como a otras, pero más ocasionalmente. 2. Durante los trienios en que ha habido noviciado, bien sea provincial o de la CIC, han seguido llegando algunos grupos de jóvenes a la casa, sobre todo, para la celebración de las distintas Pascuasorganizadasporlacomisióndepastoraljuvenil yvocacional de la provincia. 3. A nivel de vida fraterna y comunitaria no parece, enninguna de las tres etapas, que la fraternidad haya sido especialmente innovadora,oconuna dinámicayproyectocomunitarioparticularmente vivo, aunque, como es obvio, en la etapa en que se establece el noviciado se apreciaunmayor movimiento yagilidad, propios de la juventud de los hermanos novicios. Además el ritmo del noviciado da el “tono” a la casa, sobre todo, a nivel de participación en la liturgia. 4. En lacrónica anual deestos años, enviada alBoletín Oficial de laprovincia,exceptoloapuntadoconcaráctertestimonial-anecdótico, no se añaden nuevos datos con respecto a laCrónica conventual. Tras el capítulo de 1999 Tras el capítulode 1999 lafraternidadhaquedado constituida de esta manera: Rufino María Grández, guardián; JuanMaría Castro, vicario ymaestro de novicios; Miguel Juanicotena, Rufino Arróniz, Ignacio Martínez de Lizarduy, Alfredo Espinal, con cinco novicios de laCIC, que son: Alfonso Pey (de nuestra provincia), Francisco Javier Gutiérrez (Andalucía), José María Sanz (Castilla), Miguel Martínez (Valencia), Antonio Miguel Trujillo (Valencia).
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