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C apítu lo III. L a vid a de las fraternidades - 1 7 9 En cuanto aobras materiales se han ido realizando las normales enunedificio de estas características, sinperderdevista el progreso económico social que sevive y que ejerce unnotable y claro influjo (arreglo de lacalefacción, nuevos baños, reforma total de lacocina, nuevo órgano en la iglesia, pintura de la fachada). En esta época se va acusando cada vez con más claridad lafalta de personal, por ejemplo cuando se plantea, a raíz del cambio de destino del cocinero (fr. José de Legaría) que trajo el nuevo arreglo defamiliasdespuésdel capítuloprovincial de 1981, laposibilidadde contratar una señora que se hiciera cargo de lacocina. Del librodeActas de SantaVisita, donde se consignan para estos años 6 visitas canónicas del ministro provincial (2 Juan Miguel Mendía: 20 mayo 1976 y 21-22 noviembre 1977; 4 Rufino María Grández: 9 septiembre 1979, 16 diciembre 1980, 14 enero 1982 y 14diciembre 1983), seaprecianalgunasinsistenciasenlasanotaciones dejadas: información sobre las visitas a los territorios de misión; estudio de los temas provinciales (acuerdos del II CPE); vida de fraternidad; dignidaden lacelebración de laeucaristía, ymejora en el rezo de laliturgia de las horas, en laque se sugería incluir, si era posible, el oficio de lecturas; esmero en el confesonario; y algunas obras pertinentes en lacasa. Casa de acogida (1984-1987) Fue guardián: Alfonso Andueza. A raíz del capítulo de 1984, en el que se decide destinar el convento de Estella a “casa de encuentros y convivencias de jóvenes” con el fin de promover lapastoraljuvenil y vocacional, la fraternidad quedamuy reducida (Carta del defínitorio provincial al comienzo del trienio 1984-1987, CfBol.Of(1984)186). Con todo no se abandona el ministerio propio de la iglesia de culto. En la crónica se aprecia uncierto disgusto de lafraternidad por este plan provincial que obliga a algunos hermanos a integrarse en otras

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