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C apítulo II. S o ciog rafía df . la P rovin cia - 1 4 ! A veces, no obstante las proclamaciones y pronunciamientos en favor de una inserción en las realidades nuevas, compartiendo los signos de los tiempos, de vida y de muerte, en particular el mundo de los pobres, se ha podido perder la facultad de la itinerancia, así dicha enotros tiempos, ymovilidad, en losmodernos; almenos, esa movilidadnohasidosuficientey fuertecomoparaborrarlaimpresión de "fraternidades de invernadero" con mayor o menor número de religiosos, encerrados ensimismos yen susproblemasysituadosun poco de espaldas a las necesidades de la evangelización y a las realidades socio-políticas, aunque sinenfrentarse con los retos que estas situaciones plantean. Se ha buscado sacar las consecuencias de la nueva figura del hermano, el capuchino laico; pero ahí queda ese punto como asignaturapendienteycon la implicaciónqueconlleva, enparticular a lahora de planificar las actividades de lacasa y organizar lavida de lamisma. Esundato: Concierta facilidadsesuprime larecitación de la Liturgiade las Horasenlosdíasfestivos, pensandoeneltrabajo apostólicoycultual de los religiosos clérigos, sintenerencuentaque clérigos y no clérigos deberán encontrar untiempo especial para alabarydargracias alSeñory en fraternidad, noen recitacióncoral, encuentro que aún en los días laborables se excusa por razones de trabajo, también por los religiosos clérigos. Los religiosos de laProvinciahansuperado, engeneral e incluso con elegancia, en armonía con una sociedad muy sensible, las diferencias y desigualdades. Han roto las barreras que en otros tiempos exigían una cierta separación entre Padres y Hermanos, cuya diferenciación aún y en algunos momentos es necesario tener encuenta, aefectos de Estadística ydel compromiso bien sea laical o clerical. Y en esta línea habrá que reconocer que quedan por dar pasos que ayuden a superar un cierto dualismo en el modo de comprender la vocación de los capuchinos "sacerdotes" y de los "laicos": todos consagrados, esforzándose para ello enobservar las

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